Crianza respetuosa y limtes?

Los niños no son las personas responsables de las decisiones de crianza, somos los adultos.
Ellos no pueden decidir todo.
Dónde duermen.
En qué basar su alimentación.
Si van al jardín o no.
Si sentarse en una silla o pararse arriba de la mesa.
Si tomar o no un medicamento.
Si se visten o andan desnudos por la casa.
Si hacen caca en el inodoro o la hacen en el jardín de casa.
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Se que suena incómodo, pero criar de forma respetuosa también implica tomar decisiones y construir límites.
Implica hacernos cargo de informarnos y elegir qué es lo que consideramos mejor para nuestro hijo o hija, poder sostenerlo.
La responsabilidad es de los y las adultas que crían, siempre.
No podemos dejar a niños y niñas solos con decisiones importantes y vitales para su desarrollo.
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¿Esto significa que nos volvemos ma/padres autoritarios?
Claro que no!
No decidimos desde el capricho o desde el narcisismo de una norma vacía de sentido.
Decidimos, comunicamos límites siempre explicando el sentido, valorando y validando las necesidades de las niñeces.
Podemos brindarles un margen de elección y alternativas:
No quiere vestirse? Explicamos cuál es el sentido de la vestimenta y podemos dar a elegir qué prenda usar.
Si tiene que tomar un remedio, podemos darle a elegir si es en vasito, con jeringa o si toma juguito después.
Si no hay margen de elección posible, acompañamos la angustia o el desborde que pueda generar el límite o la situación poniendo palabras y sostén.
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Puede que nos dé miedo, pero es nuestro lugar.
Si nos equivocamos, sabremos tener una mirada crítica y reparar amorosamente.
Confiemos en que somos quienes más les conocemos y sabemos qué necesitan.
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¿Les es difícil tomar decisiones en la crianza?

Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com

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Delegar el cuidado (adaptación parte 1)

En algún momento como familia nos vemos en la situación de delegar el cuidado de nuestros hijos e hijas. Algunas antes o tras más tarde, a veces por cuestiones laborales y otras para poder hacer actividades de disfrute o cuidado personal, nos encontramos con la situación de elegir quién o quienes cuidarán a nuestro bebé. .
. ¿Cómo elegir a esa persona? ¿Qué tener en cuenta? ¿Qué es preferible la guardería, un familiar o una niñera?
Estas preguntas soló puede responderlas cada familia. No hay formúlas mágicas ni recomendaciones generales, asi como no hay dos familias ni dos bebés/niños iguales. Lo que para unos funciona, para otros puede no hacerlo.
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El momento de tomar estás decisiones suele generar muchos miedos. Si responde a la necesidad de volver al trabajo y la mamá o el papá aún no deseaba hacerlo, es un momento que genera mucha ansiedad y sentimiento de culpa. Lamentablemente sabemos que las licencias laborales no contemplan los tiempos subjetivos ni las necesidades de los bebés y en este contexto la diada se ve forzada a una separación impuesta. Esto suele complejizar el momento de encontrar cuidadores ya que se entremezclan estas emociones. .
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Si implica retomar un trabajo que disfrutan o alguna actividad de desarrollo personal (ocio, estudio, hobbies) la separación suele enfrentarse con más motivación a pesar de que igualmente aparezcan la ansiedad, el miedo o la culpa. .
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Lo importante es saber que esas son emociones esperables y que no pueden evadirse o saltarse: hay que atravesarlas y aprender en familia de esta nueva etapa. #Mamá o #papá aprenderán que su bebé o niño puede adaptarse a ser cuidado por otras personas y que esto no daña su #vínculo con él, incluso aprenderán que es saludable y necesario contar con espacios propios para volver a casa extrañándolo. El bebé o niño aprederá que si bien al comienzo es difícil, puede disfrutar de vincularse con otras personas y que con cada una de ellas comparte algo nuevo. .
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Niñeras

A la hora de elegir #niñeras/#cuidadores debemos saber que nadie les cuidará igual que nosotros.
Cada persona tendrá su propio estilo y su propia forma de vincularse con el bebé: lo dormirá de otra manera, jugarán a cosas distintas, etc. Esta diversidad de modos de vincularse enriquece mucho las relaciones y aporta flexibilidad a su carácter. .
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Cada familia tendrá que evaluar qué es lo que prioriza o qué atributos valora a la hora de elegir quién cuidará a sus hijes: ¿que viva cerca de la casa? ¿que estudie o tenga una profesión a fin a la infancia? (por ej estudiante de maestra), ¿ rango de edad?, ¿Qué cuente con referencias o recomendaciones?.
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Realizar entrevistas para poder conocer a las personas interesadas y elegir a quién consideramos (o intuimos) puede tener más afinidad con los atributos que buscamos y también con nuestro hijo o hija. Siempre es conveniente establecer un periodo de prueba y de adaptación mutua.
El periodo de adaptación no tiene un tiempo pre fijado sino que cada familia lo debe organizar, teniendo como parámetro las posibilidades reales de hacerlo y también como va evolucionando el vínculo del niño con la persona cuidadora.
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Al comienzo es recomendable pasar tiempo los tres: mamá/papá, cuidador/a y bebpé/niño/a. Este tiempo permite establecer la confianza necesaria para que la persona (ahora extraña) se transforme en alguien familiar y para poder transmitirle cuales son las rutinas y los hábitos del bebé/niño/niña.
Cuando van avanzando los encuentros puede que mamá o papá empiecen a salir de la escena por momentos, ir a otro cuarto por ej para permitir que haya momentos de intimidad entre cuidadora y bebé/niño. Luego empezar a salir de casa, al comienzo por periodos de tiempo más reducidos que se irán incrementando.
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Recomiendo que sea paulatino y despedirnos cuando nos vamos. Es esperable que ellos manifiesten su desagrado a través del llanto, el objetivo no es que nuestro hijo/a no llore con su cuidadora en nuestra ausencia, sino que aprenda a calmarse .A medida que vayan forjando el vínculo de apego irán disfrutando el tiempo juntos.

La demanda

La demanda no «se pierde», se transforma

¿Alguna vez te imagínaste que Mater/paternar a un bebé implicaba ser experto en adaptaciones?
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Cuando tenemos bebés debemos adaptarnos constantemente:
A etapas de a veces dormir y otras no.
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A momentos de desborde constante, llantos repentinos y «berrinches»
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Adaptarnos a días a pura sonrisa y otros de un llanto a flor de piel.
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Adaptarnos a sus cambios, adaptarnos a los nuestrxs.
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Porque desde que ese ser llega todo cambia.
Y no cambia una vez y ya, cambia constantemente.
Lo que hoy «funcionaba» para calmarle, ya mañana no.
La demanda se transforma.

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Si hoy aceptaba comer de todo, quizás mañana solo elija fideos y milanesa.
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Las rutinas que implementamos en un momento, no funcionan para siempre.
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Los bebés son lo más dinámico que hay. Nos llenan de imprevistos y sorpresas. Desafían nuestra imaginación y nuestra capacidad de adaptación.
Nos llevan a ejercitar la flexibilidad y la tolerancia. Nos invitan a un postgrado de paciencia 🤣
Cuánto más rígidos y controladores somos más nos cuesta esto.
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Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com

Mitos del colecho

Muchas familias eligen hoy en día hacer colecho.
¿El colecho es bueno o malo? Como toda práctica depende de quienes la realizan y la flexibilidad de saber distinguir las necesidades de nuestros hijxs y las propias como ma/padres. El colecho o no siempre debe ser una elección de la familia, nunca impuesto por un profesional.
Quiénes trabajamos con mujeres y familias durante el puerperio debemos tener especial cuidado ya que un periodo es muy sensible. Imaginemos cuán duro debe ser para una mamá escuchar los prejuicios de muchos profesionales que insinúan que está «abusando» de su hijo por colechar. Muchas veces es la única forma de descanso posible para ese bebé y esa mamá sobretodo en los primeros tiempos.
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¿Todos los bebés necesitan colechar? Todos los bebés al igual que todos los adultos son distintos, algunos duermen cómodos en sus cunas y otros manifestan más necesidad de contacto.

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¿Es necesario colechar para el apego seguro? Por supuesto que no. Apego seguro implica respuesta sensible, responder a las necesidades de nuestros hijos, respetar sus tiempos y procesos de maduración, demostrar afecto, consolar su llanto y entender sus enojos siendo conscientes de que no son mañas sino manifestaciones genuinas de sus necesidades. Podemos hacer todo esto sin colechar.
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¿El colecho afecta la sexualidad de los padres? No necesariamente. La sexualidad puede continuar en otros espacios de la casa, apelando a la imaginación de los padres se puede continuar disfrutando.
Sugiero no mantener relaciones sexuales en presencia de su bebé/hijo o hija . No importa la edad, es un acto de la sexualidad adulta del que no eligieron ser parte y no pueden significar. No mantendriamos relaciones sexuales delante de otra persona (salvo que forme parte de una práctica consensuada por ej.una orgía), bebés y niñxs son personas también y merecen el mismo respeto.
Muchas personas adultas recuerdan como traumático el haber presenciado o escuchado a sus padres mantener relaciones.
Es importante que cada pareja pueda establecer comunicación fluida sobre este tema y buscar espacios de intimidad y placer conjunto.
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¿Cuando dejar el colecho? Considero que al igual que con la lactancia que cuando hay indicios de incomodidad tanto en el hijx como en los ma/padres, es tiempo de buscar otra forma. Esto depende de cada vínculo.
Recomiendo que exista espacio en la casa que sea para el niñx, con sus juguetes y una camita a dónde pueda ir si necesita. Es esperable que a medida que crezca tanto el niñx como sus ma/padres vayan necesitando espacios para dormir por separado.
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¿Genera problemas psicológicos?
No hay estudios que puedan afirmar esto, si muchas teorías.
Ante la preocupación de un síntoma por ejemplo, es importante evaluar la calidad de la interacción y sus rutinas.
Se puede dormir en camas separadas y avasallar la intimidad del niñx y de muchas formas no respetarlo como sujeto. Este punto debe evaluarse caso por caso conociendo a la familia.
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Recordemos que siempre que se practique se debe hacer de forma segura (ver guía Unicef).
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El sueño es un tema sensible en la crianza los primeros años. Mi sugerencia es que decidan como dormir de acuerdo a las dinámicas de la familia y priorizando las necesidades de sus hijxs. Ser flexibles, saber que hay caminos intermedios y que ninguna decisión es para siempre.

Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com

¿Colecho sí, colecho no, colecho a veces? Algunos lineamientos de reflexión

El colecho es una práctica que esta en la mira actualmente en los medios de comunicación, pero es una práctica que existe hace miles de años y jugó un papel esencial para la supervivencia de nuestra especie. Para el Dr. Carlos Gonzalez el colecho implica seguridad y adecuación a las necesidades del bebé, y ha permitido que nuestra especie supere condiciones de frió, inseguridad y precariedad a lo largo de la historia.

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En muchas culturas es una practica aceptada y cotidiana, incluso practicada por la mayoría. Actualmente en nuestro país esta práctica se comenzó a volver popular por sus beneficios demostrados en diversos estudios, pero sigue siendo cuestionada por cierto grupo de profesionales de la psicología y la pediatría. Ante todo es importante preguntarse: ¿Puede ser el colecho bueno o malo per se? Como toda práctica depende de quienes la realizan y la flexibilidad de saber distinguir las necesidades de nuestros hijos y las propias como padres. El colecho o no siempre debe ser una elección de la familia, nunca impuesto por un profesional. ¿Cual es la relación entre gestación extrauterina y colecho? Durante los primeros 9 meses de vida se habla de gestación EXTRAUTERINA. El pequeño ser que acaba de nacer tiene una necesidad los primeros meses de vida (especialmente los primeros 3m) de estar en contacto casi constante con el cuerpo materno o el de quien supla la función (en caso de ausencia de la madre, cansancio materno o que deba volver al trabajo de un cuidador que puede ser también el padre). Esto es fundamental además para establecer la lactancia exclusiva. El bebé busca el cuerpo materno y el pecho como refugio (Nils Bergman dice que cuerpo materno es el hábitat del recién nacido). El colecho en esta etapa suele ser la forma de dormir preferida por los bebés y los papas. Todos descansan mejor, ya que el bebé mama mucho de noche (y de día) y así evitan levantarse constantemente. También evita que el bebé se desvele a causa de su propio llanto ya que permite dar la teta acostados apenas el bebé la comienza a buscar. Todos siguen durmiendo. El colecho ayuda a la producción de oxitocina, la hormona del amor, que influye en la lactancia y el vinculo con nuestros hijos, favoreciendo una adecuada respuesta a sus necesidades. La autora Rosa Jove sostiene además que ayuda a regular las fases del sueño a través de la sincronía de la respiración de la mama y el bebe. Debemos tener especial cuidado cuando estamos en contacto con familias en esta etapa, ya que es muy sensible y de mucho cambio. Imaginemos cuán duro debe ser para una mamá transitando el puerperio inmediato escuchar los prejuicios de muchos profesionales (pediatras y psicólogos) que insinúan que está abusando de su hijo por colechar. Muchas veces es la única forma de descanso posible para ese bebé y esa mamá. ¿Todos los bebés necesitan colechar? Todos los bebés al igual que todos los adultos son distintos. Podemos decir que por neurobiología del apego el colecho es beneficioso para todos. Igualmente hay múltiples realidades. En algunos casos cuando el bebé se alimenta con fórmula no siempre despierta tan frecuentemente y puede adaptarse (o no) con más flexibilidad a la cuna. Y por supuesto hay bebés que naturalmente duermen más profundo que otros (esto no es lo más habitual son contados casos )y entonces se adaptan a la cuna en la habitación de sus padres (hasta los 6m ser recomienda co habitación) .

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¿El colecho afecta la sexualidad de los padres? No necesariamente. La sexualidad puede continuar en otros espacios de la casa, apelando a la imaginación de los padres se puede continuar disfrutando libremente. El puerperio es una etapa donde el deseo sexual suele descender en pro de favorecer el vinculo con el bebe y esto tiene una base hormonal provocada por la lactancia. Es importante que cada pareja pueda establecer comunicación fluida sobre estos temas y buscar espacios de intimidad y placer conjunto. Lo mas importante es la intimidad, no la genitalidad, Cuando la intimidad y comunicacion continuan fluyendo la sexualidad se ira acomodando a los deseos y necesidades reales de cada pareja parental. ¿Es necesario colechar para criar con amor y apego seguro? Por supuesto que no. Criar con amor implica responder a las necesidades de nuestros hijos, respetar sus tiempos y procesos de maduración, brindar contacto, caricias, demostrar afecto, consolar su llanto y entender sus enojos siendo conscientes de que no son mañas sino manifestaciones genuinas de sus necesidades. Podemos hacer todo esto sin colechar. ¿Cuando dejar el colecho? Hay muchas posturas de hasta cuando el colecho, algunos sostienen que hasta que el niño quiera dejarlo, otros plantean una edad cronologíca y otros lo pensamos como un proceso. Considero que al igual que con la lactancia que cuando hay indicios de incomodidad tanto en el hijo como en los padres, es tiempo de buscar otra forma. No puedo decir una edad marcada numéricamente como límite por que bien sabemos que los procesos no responden a la matemática. Pienso más bien en ir observando la maduración de cada niño. Como sabemos el sueño de los niños durante la primera infancia cambia constantemente, por eso es importante ser flexibles a sus necesidades para poder acompañar estos procesos.

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Cuando los padres comiencen a sentirse incómodos o el bebé comienza a preferir y tolerar otros espacios de descanso. Los niños van mostrado señales: mayor autonomía, más capacidad de espera y a disfrutar estar en compañía de otros adultos (también tolerar más la separación). A los 9 meses en general se desplazan solos gateando (algunos pocos caminando) y van adquiriendo mayor autonomía. A la vez construyen la categoría del extraño y surge la angustia de saberse distintos a mamá. Se manifiesta mucha angustia ante separación (está etapa suele darse entre los 6 meses y los 8 y durar incluso hasta el año, dónde no concluye sino que ante situaciones nuevas de separación resurge, como en el inicio del jardín o guardería). Desde la crianza respetuosa los padres buscan acompañar este momento, muchos que estaban pensando en dejar de colechar esperan a que pase este momento para hacerlo. ¿Hasta cuando? Insisto para mi es un proceso. Cuando se extiende más allá del preescolar habría que pensar e indagar el caso puntual de esa familia y ver que está ocurriendo. No se puede tomar un dato aislado de la crianza del niño sin poder observar toda la realidad que lo rodea. El colecho en sí mismo como dato aislado no nos dice nada. Acercarnos con muchísimo respeto a la realidad del otro, parece algo obvio pero en la práctica no lo es. Muchas veces el proceso fluía y una separación abrupta (ingresó a la escolaridad forzado, un duelo familiar, la llegada de un hermanito, enfermedad o una intervención médica por ej) puede generar obstáculos y demorarlo. En ese caso puede ser pertinente la intervención profesional siempre con el consentimiento de los padres y respetando sus decisiones. Información complementaria importante: Recomendaciones para un colecho seguro: Síndrome de muerte súbita del lactante: http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna/documentos/colecho-sindrome-muerte-subita-lactancia-materna-consenso

Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com http://albalactanciamaterna.org/lactancia/tema-6-lactancia-y-crianza/colecho-lactancia-y-sindrome-de-muerte-subita-del-lactante-smsl/ Estudios cientificos http://lacienciadelsuenoinfantil.blogspot.com.ar/p/capitulo-3_16.html Estudios en ingles;:http://www.thefpr.org/private/pdf/Bedsharing_fulltext.pdf Abstract estudio sobre colecho: (traduccion de Matias Criado Mora) Informamos de los resultados del primer estudio longitudinal de resultado correlativos del colecho entre padres e hijos. Doscientos cinco familias de estilos de vida no convencionales y convencionales se han seguido desde 1975. Un niño en cada familia fue seguido desde el tercer trimestre del embarazo de la madre hasta la edad de 18 años. Se encontró una relación significativa entre compartir la cama en la primera infancia con el aumento de la competencia cognitiva medida a la edad de 6 años, pero el tamaño del efecto fue pequeño. A la edad de 6 años, el colecho en la infancia y la primera infancia no se asoció con problemas de sueño, patología sexual, o cualquier otra consecuencias problemáticas. A la edad de 18 años, el colecho en la infancia y la niñez no estaba relacionado con la patología o consecuencias problemáticas, ni tampoco guarda relación con consecuencias beneficiosas. Se discuten estos resultados a la luz de los temores generalizados de los daños causados por el colecho entre padres e hijos. Sugerimos que estos temores son sin sustento si el colecho se practica de manera segura como parte de un complejo de valiosas y relacionales prácticas familiares Nils Bergman http://www.dailymotion.com/video/xfgomt_nils-bergman-restaurando-el-paradigma-original-2-3_webcam Rosa Jove Libro: dormir sin lagrimas https://www.youtube.com/watch?v=_e0zRSuMDps http://www.asociacionsina.org/2009/11/24/el-sueno-y-la-crianza-feliz-conferencia-de-rosa-jove-en-valencia-14-nov-2009/ Carlos Gonzalez Libro: Besame Mucho https://www.youtube.com/watch?v=kve7IqDSn6s Lic. Carolina Mora

Los beneficios del piel con piel: uso de portabebés ergonómicos y método canguro

Hoy en día en la mayoría de las maternidades de nuestro país, se dejaron de usar sistemáticamente las Nurseris para favorecer que si el estado de salud de la mamá y el bebé es optimo, ambos compartan la habitación.

Ahora bien, sigue habiendo prejuicios y mensajes contradictorios acerca de dormir con el bebé en sus primeros días o tenerle mucho en brazos, incluso acerca de la lactancia a demanda.

Para los bebes, el poder estar en contacto ininterrumpido con la madres es primordial, especialmente el primer tiempo, donde necesitan disminuir el estrés del nacimiento y del cambio ambiental, y regular todos sus sistemas. Los 9 meses que paso dentro del útero materno vivió en un estado de plena saciedad de sus necesidades, sintiendo la temperatura adecuada, sin pasar hambre ni sed, mecido por el movimiento de la madre y escuchando sus latidos, acunado por ellos. El trabajo de parto, el paso por el canal de la madre, y ni hablar en los casos de cesárea donde el cambio es aun mas brusco, supone un estrés importante. Sumado a esto, los cambios que vivirá en su propio cuerpo y que se relacionan con los cambios en el ambiente, generan aun mas dificultades para acomodarse a esta nueva realidad. ¿Como acompañar a nuestro recién nacido de forma amorosa y respetuosa?

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Método Mamá Canguro

«Es la atención a los niños prematuros manteniéndolos en contacto piel a piel con su madre. Se trata de un método que se ha comprobado eficaz y fácil de aplicar que fomenta la salud y el bienestar tanto de los recién nacidos prematuros como de los nacidos a término.

Los orígenes de este método están en Bogotá, Colombia, donde se desarrolló el método canguro como alternativa a los cuidados en incubadora, inadecuados e insuficientes, dispensados a recién nacidos prematuros que habían superado dificultades iniciales y que necesitaban únicamente alimentarse y crecer.

UNICEF prestó apoyo al Programa Madre Canguro, y en 1994 se creó la Fundación Canguro, que ha mantenido y expandido las actividades no solo de investigación sino de servicio asistencial y formación académica en el método canguro.

Más de dos décadas de aplicación e investigación han dejado claro que el método madre canguroconstituye algo más que una alternativa a los cuidados en incubadora. Los claros beneficios para bebés prematuros dieron paso a los beneficios para cualquier bebé». (Fuente: bebesymas.com)

¿Cuáles son los beneficios del piel con piel para el recien nacido? (prematuro y a término)

Los bebés que son llevados junto al cuerpo de su madre:

– Lloran menos: los bebés que son porteados son más tranquilos y lloran menos.

– Duermen mejor: se ha demostrado que los bebés con los que se ha usado el método canguro aumentan más rápido el peso y duermen mejor.

– Tienen mejor desarrollo psicomotor: el constante balanceo genera en los niños mejor equilibrio y mejor control postural, debido a que su cuerpo se va adaptando a nuestro movimiento..

– Los cólicos disminuyen. Llevar al bebé en posición vertical (vientre contra vientre) beneficia mucho a su sistema digestivo, que aún es inmaduro y facilita la expulsión de gases.

– Son más sociables. El bebé se integra en la vida cotidiana, participando en lo que el adulto hace; en los paseos y charlas.

Beneficios para los papás y mamás que utilizan  porteadores

Este método de llevar a los bebés muy pegaditos al cuerpo de los papás es muy práctico porque nos deja las manos libres para poder hacer cualquier cosa. Los fulares y mochilas portabebés reparten muy bien el peso en la espalda, por lo que estaremos cómodos y, al mismo tiempo, nos permite descansar los brazos.

1. Fortalece los vínculos. El contacto continuo favorece una relación muy especial entre el bebé y la madre, ya que la cercanía del recién nacido provoca la secreción de una serie de hormonas, como la oxitocina y la prolactina. Además, previene la depresión posparto, ya que el contacto directo aumenta el nivel de otras hormonas, como las endorfinas.

2. Aporta seguridad. Los porteadores que llevan a sus bebés pegados a sus cuerpos se sienten más seguros y confiados porque serán capaces de reconocer más rápidamente las señales del bebé e identificarlas (sueño, hambre, cansancio…).

3. Beneficia la lactancia materna. Llevar al bebé cerca provoca que la madre segregue oxitocina, lo que favorece la subida de la leche y un buen establecimiento de la lactancia materna.

4. Tonifica los músculos de la espalda. El peso total del niño está sostenido por el portabebés, y se reparte por toda nuestra espalda. De esta manera, nuestro cuerpo se va adaptando progresivamente al peso del bebé, lo que contribuye a fortalecer nuestra musculatura y a tener un mejor control postural. Con todo esto, prevenimos los posibles dolores de espalda provocados por coger a los niños en brazos, ya que usamos solo un brazo y forzamos posturas incorrectas para nuestra espalda.

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Portear al bebé es bueno para su desarrollo fisiológico

– Estimula todos los sentidos del niño
– Refuerza la relación entre padres e hijos
– Supone menos carga para los padres
– Aumenta la libertad de movimiento para la familia
– Soporta al bebé con toda la seguridad y confianza que necesita

Fuente; Abrazaditos Portabebes

facebook.com/abrazaditosportabebes

Crianza en brazos

Tus brazos son mi casa, mi hogar, mi transporte. Tus brazos me acunan, me contienen. Tus brazos son mi casa. Desde ellos puedo ver la vida, me acercan a tus ojos, que me brindan esa mirada de amor infinito. Aún soy muy pequeño, no entiendo siquiera el ritmo de este mundo nuevo en el que todos tienen prisa, pero en tus brazos encuentro la paz. Mamá no me apuras, no me pides que me siente, gatee, camine antes de mi tiempo, te acomodas a mi como un ángel con paciencia infinita. Me tomas en tus brazos, desde que salí del paraíso, me llevas a todas partes acunado por tu calor, algunas veces una tela nos envuelve y vuelvo a creer que somos uno, y duermo profundamente. Ahora que estoy creciendo, no me exiges que viaje lejos tuyo, seguimos disfrutando este universo de caricias y miradas, perfumes y sabor leche dulce de tu pecho siempre disponible. Haces oídos sordos a quienes nos miran extraño, a quienes sentencian que debo caminar o que voy muy lento, y simplemente si me canso o te extrañó, me tomas en tus brazos y el mundo se detiene. Amo tus brazos, amo tu mirada, tu leche tibia que creas sólo para mi…. tus brazos son mi casa…y se que lo serán siempre, siempre podré volver a ese lugar seguro que es envolverme en tu abrazo.

Lic. Carolina Mora, psicóloga

Mail lic.carolinamora@gmail.com

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¿Naturalizamos el maltrato hacia los niños? Algunas reflexiones sobre los métodos de crianza.

No entiendo que nos pasa como sociedad que nos horroriza ver padres que crían con apego, que portean, que colechan, que respetan los tiempos de destete y de control de esfínteres, pero naturalizamos el «chirlo a tiempo», los castigos físicos a los niños, los gritos, insultos y burlas hacia ellos. Hoy día ir por la calle observando puede ser muy revelador de como sociedad somos cómplices de estas cuestiones. Sólo con 5 cuadras pude ver, un padre prohibiendole a su esposa consolar a su hija, que venía llorando. Una pareja caminando con su hijito muy pequeño quien venía llorando a mares, y como esto les molestaba no encontraron mejor idea que pegarle, pegarle en su carita, varias veces sin que nadie se inmutara (a quien se le ocurre que si venía llorando, un golpe va a hacer que deje de llorar, sino que generó mayor desesperación al saber que las personas que deben consolarte y abrazarte, te lastiman aún más). Eso no se llama corregir, educar, poner límites. Todas esas son formas de abuso infantil. Lamentablemente muy comunes y validadas, por la sociedad y hasta por «profesionales» de la salud. Cada día me sorprendo más y me lamento al leer y escuchar la cantidad de psicólogos y pediatras que se horrorizan ante la llamada «crianza con apego» pero siguen negligentes al no alzar la voz para denunciar la frecuente y triste (¿como podría llamarla?) crianza del «te pego» con todas sus variantes. Si, porque te cuento que si tenes un hijo, le gritas, lo amenazas con pegarle, con castigos denigrantes, también estas ejerciendo violencia y abuso. Las cosas por su nombre, criar con amor, no importa como le quieras llamar: crianza con apego, crianza respetuosa, crianza amorosa, es dar amor, respetar a tu hijo como una persona con iguales derechos y dignidades que vos y que cualquier adulto. Pensemos esto: si vamos caminando por la calle, y vemos una pareja discutiendo, el le grita, insulta y la samarrea, seguramente la mayoría de nosotros no esperariamos al golpe para llamar a la policía o acercarnos y decirle algo para que se detenga, o asesorar a la víctima para que encuentre un abogado o psicólogo que la ayude a salir de esa situación.

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Ahora bien, ¿que pasa cuando vemos lo mismo pero con un niño? A plena luz del día le gritan, samarrean, y le pegan, lo llevan a rastras. Todos hemos visto o oído eso alguna vez, un niño llorando donde nuestra vecina por violencia, un niño que llega a la escuela con marcas, etc. Y no hacemos nada. La escuela se preocupa por los niños que toman pecho más allá del año o los dos años, exige llegar a sala de 3 sin pañales, pero no se involucra en la crianza de nuestros hijos cuando realmente deberían hacerlo (claro que hay muy buenas instituciones y docentes que se preocupan y tratan de tomar cartas en el asunto de esas no estoy hablando). El pediatra y el psicólogo se preocupan por que deje el pecho, que no sea dependiente,etc pero ser hace la vista gorda sistemáticamente al maltrato. El Ministerio de salud de la nación argentina se preocupa en difundir la importancia de las vacunas, pero no se difunde ni se realizan campañas masivas para visibilizar y prevenir el maltrato infantil. Estamos en un grave problema como sociedad. Los niños están desprotegidos, si a plena luz del día se observan estos hechos, me da escalofríos pensar lo que ocurre a puertas adentro. Una sociedad que no protege a sus niños está en serio peligro. Esperemos poder generar conciencia con el ejemplo, con el amor hacia nuestros hijos. Y por último quisiera aclarar este punto por que me parece fundamental a la hora de pensar por qué maltratos a los niños con tal impunidad. Nuestros significa nacidos de nosotros, no nuestros como se tiene un objeto, una pertenecía, una cosa que se puede tirar o romper si estamos enojados, que se puede mover de lugar a nuestro antojo. No. Que sean pequeños, que hayan salido de nosotros, que dependan de nosotros para recibir alimento, abrigo, casa, no implica que sean nuestros, sino de ellos mismos. Significa que es nuestra responsabilidad amarlos, protegerlos, respetarlos, jugar con ellos, enseñarles con paciencia. Mi deseo es que cada vez seamos más los que trabajamos por un mundo con más respeto por la infancia

. Lic. Carolina Mora, psicóloga

Mail lic.carolinamora@gmail.com

¿Crianza con apego?

Hoy en día escuchamos mucho en las calles, en las notas en revistas, en televisión, el término «crianza con apego». Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de Crianza con apego? ¿Existe una crianza sin apego? ¿Hay un único tipo de apego? ¿Una sola forma de criar? El término «apego» es introducido en la psicología por el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby. La teoría del apego enuncia la propensión de los seres humanos a establecer fuertes lazos afectivos hacia otros, y en la primer infancia el niño tiende a apegarse a aquella persona que le brinda amparo y le asegura la supervivencia. Bolwby enuncia que la conducta de apego es obvia en la primera infancia, pero puede observarse a lo largo de toda la vida de una persona, sobre todo en situaciones de emergencia. La función biológica que se le atribuye a esta conducta es la de protección. El apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres (o cuidadores) y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad. La tesis fundamental de la Teoría del Apego es que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto(persona con que se establece el vínculo). Segun Bowlby hay distintos tipos de apego:

  • APEGO SEGURO: El apego seguro se da cuando la persona que cuida demuestra cariño, protección, disponibilidad y atención a las señales del bebé, lo que le permite desarrollar un concepto de sí mismo positivo y un sentimiento de confianza. En el dominio interpersonal, las personas seguras tienden a ser más cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo.
  • APEGO INSEGURO: ANSIOSO: El apego ansioso se da cuando el cuidador está física y emocionalmente disponible sólo en ciertas ocasiones, lo que hace al individuo más propenso a la ansiedad de separación y al temor de explorar el mundo. No tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores, debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales. Es evidente un fuerte deseo de intimidad, pero a la vez una sensación de inseguridad respecto a los demás. EVITATIVO: los niños que han tenido cuidadores que mantenían con ellos una relación combinada de angustia, rechazo, lejanía o falta de atención desarrollan un estilo de apego inseguro evitativo. En realidad no es más que un mecanismo de autoprotección que consiste en evitar o inhibir las conductas que producen proximidad con la figura de apego.
    DESORGANIZADO DESORIENTADO: El cuidador ante las señales del niño tiene respuesta desproporcionadas y/o inadecuadas, incluso en su desesperación, al no poder calmar al niño, el cuidador entra en procesos de disociación. Esta conducta del adulto desorienta al niño y no le da seguridad y le genera ansiedad adicional.

Como vemos, siempre hay apego en la crianza, porque el bebé llega indefenso e intentará siempre apegarse al adulto cuidador. Ahora bien, el apego que favorece el desarrollo emocional saludable, que brinda confort, autoconfianza, respeto y amor, es el apego seguro.

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Si bien como especie venimos dotados de mecanismos que desde la neurofisiología favorecen un apego seguro (lactancia, búsqueda de proximidad corporal, etc) podemos pensar que no hay conductas concretas que se puedan seguir y garanticen el apego saludable. Muchas veces desde un enfoque «bebe céntrico» se ofrecen pautas de crianza rígidas como «fórmulas» para generar una base segura (parto fisiológico, lactancia a demanda y destete natural, colecho, porteo) parecen ser los «tips» que deben tildar las madres que desean construir un vínculo seguro con sus hijos. Es importante empezar a cuestionar estos enfoques, que dejan a las madres nuevamente atrapadas en mandatos externos, dificultando la posibilidad de que cada mujer, cada diada establezca sus propios ritmos y modos de conocerse y encontrarse, quitando espontaneidad al vínculo. Muchas son las mujeres que sienten que quedan por fuera de estos mandatos y lineamientos, que los sienten excluidas, o bien que intentan cumplir de forma tan rígida con los mismos que se sienten agobiadas, frustradas y tremendamente inadecuadas. Muchas mujeres refieren que se «pierden a sí mismas» y que se sienten «esclavizadas» ante estas demandas olvidándose de sí mismas y sus propias necesidades (un ejemplo bastante frecuente es cuando se sienten «obligadas» a un destete natural cuando en realidad ya desean dejar de dar el pecho).

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Por otro lado, surge un enfoque más generalizado socialmente y naturalizado: el adultocentrismo. Este último sostiene que es el bebé quien debe hacer todo el esfuerzo de adaptación a la vida adulta y a los ritmos de sus cuidadores. Desde este mismo lugar, se ofrecen lineamientos de crianza también rígidos y cerrados: lactancia sólo por periódo extrictamente necesario, mamadera de fórmula para que los bebés duerman toda la noche y en su cuna, cochecito para que no se mal acostumbre a los brazos, jardín maternal para que socialice y sea independiente. Pareciera que en este lugar el infante es un ser pasivo a moldear, a través de la frustración a sus deseos y la disciplina externa.

Es sencillo notar que ambas posiciones son polarizadas, rígidas y que dificultan poner en juego la propia singularidad de cada diada al igual que la espontaneidad en las interacciones. Ambas se difunden a través de mandatos que aseguran el éxito en la crianza de los hijos. Ahora bien, cabe preguntarse, si existe esta relación linieal y sencilla entre las decisiones concretas que tomamos en el estilo de crianza y el desarrollo del tipo de apego.

Todo indica que no habría un único enfoque correcto que garantizara una base segura, ni siquiera el mismísimo Bowlby cuando desarrolló su teoría del apego identificó estas fórmulas de crianza. Más bien lo que se ha logrado ubicar a través de investigaciones y experiencias tipos de respuestas a las necesidades de los bebés y niños por parte de sus cuidadores. «Los niños que han experimentado un cuidado parental fiable y empático tienden a desarrollar un apego seguro. Los niños que han experimentado diversas formas y grados de abandono, rechazo, abuso o cuidado inconsistente son más propensos a desarrollar un apego inseguro» (Mario Marrone).

Un cuidador que responde de forma empática a las necesidades del bebé/niño, tiene una respuesta sencible, capaz de entonarse con el estado afectivo y ayudarlo a regularse, ofreciendo una respuesta sincrónica la mayoría de las veces y consistente en el tiempo. El desarrollo del patrón de apego no depende de una interacción aislada sino del sostenimiento y la consistencia en el tiempo de un tipo de respuesta privilegiada al estrés del infante, a sus necesidades primarias y de interacción. Como planteaba Winnicott un cuidado «suficientemente bueno» que, lejos de ser perfecto necesariamente presente fallas que permitirán al infante también desarrollar recursos propios para lidiar con la realidad.

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¿Qué aspectos favorecen una base segura? En los primeros tiempos sostener corporalmente al bebé, sostener con la mirada, la voz, estar atentos a sus necesidades e intentar dar una respuesta sensible a las mismas. Ofrecer interacciones sincrónicas, consistentes, cotidianas, momentos compartidos placenteros donde se pueda desplegar algo del gesto espontáneo. Responder al llanto del infante, tanto durante el día como en la noche independientemente de dónde duerma, ofreciendo consuelo corporal o alternativas para gestionar las emociones intensas. Brindar a través de la lactancia materna o artificial no sólo el alimento sino también la nutrición emocional, las miradas, el contacto, necesario para estimular el desarrollo del bebé. Confiar en el desarrollo del niño, validar sus emociones y permitir espacios de exploración del espacio físico acordes a su momento evolutivo (movimiento libre). Habilitar momentos de vínculo con otros cuidadores, familia extendida, para ofrecer otros referentes con los que entablar un apego seguro.

Escuchar las necesidades propias: ¿Qué necesito para poder estar disponible para mi bebé? ¿Cómo me siento cómoda criando? ¿Qué deseo modificar de mi propia crianza, de mi propia infancia? ¿Cómo me sentía de pequeña con respecto a los adultos? ¿Tengo una red a la cual acudir como sostén para que pueda criar acompañada? ¿A qué eventos estresantes estoy sometida/o que podrían afectar mi respuesta como cuidador?

Cada mujer es diferente, cada mujer se construye como madre cada día y todos los días. Cada bebé tiene características propias, una esencia particular, cada hijo es distinto y se encuentra con una mamá diferente aunque haya salido del mismo vientre. Cada diada nace incluso antes del parto: en lo imaginado acerca del vínculo, en la historia previa de esa mamá o ese papá y en el transcurrir cotidiano cada día se produce un nuevo conocimiento en el vínculo. No hay formulas para amar.

Como dice mi amiga y colega Natalia Liguori: Ni bebe céntrico ni adulto céntrico: VINCULOCÉNTRICO.

Lic. Carolina Mora

Psicóloga con formación en el área perinatal y primera infancia-

Mail lic.carolinamora@gmail.com