MI PODCAST: «La madre en los libros»

Les presento mi PODCAST «La madre en los libros», disponible en Spotify.
¿Qué es «La madre en los libros»?
Es un proyecto que hago por puro capricho, por disfrute, porque tengo ganas…
No importa si me escuchan una, treinta o mil personas. Me importa poder hacerlo.
Disfrutar hacerlo.
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En el encontrarán una lectura: un cuento, el fragmento de un libro, un capítulo de una novela. Un disparador. Una excusa. Un mediador para iniciar la conversación con ustedes.
Novelas que me abrieron la cabeza, que me sacudieron, que me interpelaron, que me conmovieron, que me conmocionaron.
Pasajes sobre el maternaje. ¿Qué se escribió sobre las madres? ¿Qué no se dijo? ¿Cuáles son esas oscuridades? ¿Qué nos da miedo o vergüenza?
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En una segunda parte hablamos de todo eso. Si tapujos les comparto mis pensamientos, teorías y un poquito de psicología claro. Información para poder analizar y reflexionar sobre ciertas situaciones.
Resonancias. Recuerdos.
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Primeros episodios ya subidos:
✔️»Mamá de niebla» un cuento de Poldy Bird.
✔️»Tienes que mirar» Anna Starobinets
✔️»Las madres no» Katixa Agirre
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¿Cómo me pueden ayudar?
Escuchando y difundiendo mi Podcast.
Calificando en Spotify
Enlace: https://open.spotify.com/show/0cWhf2v1FiU8wmvkgSFKiF?si=5tT05rtcSSev4xvMrXEyDQ&utm_source=copy-link

Me encanta que me cuenten sus resonancias por mensaje privado o al mail.
Guarda este post para cuando puedas escucharlo.


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¿Se animan a escucharme?
¿Qué otros libros les gustaría que incluya en el PODCAST?

¿Con quién va a estar mejor que con la madre?

Frase popular que escuchamos millones de veces.
¿Qué subyace en esta afirmación?
La creencia popular y el mito de «la buena madre» y «el instinto materno».
El prejuicio de género que dice que «las mujeres cuidan mejor solo por el hecho de ser mujeres » maxima expresión de un pensamiento patriarcal.
La falla del sistema en escuchar la voz de las infancias (si, la palabra infancia viene de infans: «el que no habla, incapaz de hablar»)
Las estadísticas son contundentes en cuanto a la violencia de género protagonizada por varones cis, sin embargo eso significa que todo varón no pueda cuidar de sus hijes o que deba ser violento perse.
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Las madres NO somos sagradas ni virginales.
La madre puede provocar dolor y daño.
La madre es capaz de agredir y de abusar.
La madre puede estar atravesada por la patología que la lleve a ponerse en peligro o poner en peligro a su descendencia.
La maternidad no siempre es lo mejor en la vida de una mujer, a veces es lo que desata los más oscuros sentimientos.
Y este es el tabú más grande de nuestra sociedad occidental.
La madre, cómo dice @violetavazquezz es persona.
Y todas las personas que crian necesitan ser cuidadas y todas las infancias necesitan que agentes externos (docentes, vecindad, familia extendida) observen su bienestar y puedan actuar adecuadamente si se identifica riesgo, sea por parte de su madre, padre y otros cuidadores.
Las niñeces tienen que saber cuáles son sus derechos y que pueden pedir ayuda en cualquier situación de vulneración.
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El peligro para muchas infancias está dentro del hogar. Según Infobae antes de su muerte, Lucio había sido asistido médicamente al menos cinco veces en tres meses por traumatismos. Los médicos que vieron sus lesiones no denunciaron nada. Tampoco su jardín de infantes. Una jueza de familia había decidido que Lucio viva con su madre, sin realizar estudio socioambiental alguno.
Espero justicia y que su ausencia nos lleve a la conciencia de involucrarnos más en el cuidado de las infancias y no mirar para otro lado.
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¿Qué sienten ante este caso? ¿Les impactó?


Me da culpa pedir ayuda

«Tengo que poder sola»
» La gente tiene sus cosas y no quiero ponerla en compromiso»
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⚠️Obviamente que acá excluyó las infinitas situaciones donde no tenemos a quien pedir: vivir fuera de nuestro país natal, vivir lejos de nuestras redes de apoyo, no tener familia ampliada, no poder contar económica con personal para el cuidado…
❓Ahora: ¿Qué pasa cuando si existe red, si nuestra economía nos permite contratar cuidadores y aún así, no podemos pedir ayuda? ¿Solo es legítimo pedir ayuda para trabajar? ¿Y el disfrute dónde queda?
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Muchas veces es TAN grande el mandato de que tenemos que poder con todo y que como mamás debemos sacrificarnos sin chistar que ni siquiera tenemos en cuenta la posibilidad de pedir ayuda.
Muchas veces abuelas/os, tíos/as, amistades son parte de nuestra red de confianza, pero suponemos que nuestro pedido de ayuda es molestia. Y si, puede suceder que para algunas personas ayudar a otras sea complejo: recordemos que el cuidado es un trabajo invisible, no remunerado y no reconocido socialmente. Cuidar de otros implica donar el tiempo propio, dejando de lado intereses o actividades propias
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Si vos pensas que en tu entorno no contas con nadie dispuesto a colaborar en el cuidado, te propongo este ejercicio:
Hace una lista con todas las personas que conoces y te inspiran confianza. Pueden ser familiares, amistades, otras mamás del cole, vecinas.
Luego ordenalas según grado de intimidad y cercanía.
Averigua su disponibilidad horaria y organiza la lista según eso.
Y por último, ordena según qué podrías y quisieras pedirle a esa persona.
¿Que te haga un mandado? ¿Que te cocine una vianda? ¿Que retire tus nenes del Cole? ¿Que los cuide una tarde por semana? ¿Que este en tu casa jugando con ellos mientras trabajas? ¿Que los lleve a la plaza un fin de semana? ¿Que los cuide una noche para que puedas salir con tu pareja?
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Obviamente no contamos con todas las personas por igual. Por eso pensa en quién confías.
Esa persona no lo hará igual que vos. Lo hará a su modo. Y es también nutritivo para nuestros hijes que se encuentren con otros modos. Y para vos, saberte no imprescindible.
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❓¿Qué te cuesta pedir?

Las madres también deseamos

Las mujeres madres también gozamos,
Si. También disfrutamos del orgasmo.
Nos gusta seducir y el juego de la conquista. Explorar nuestro cuerpo y el de otres. Fantaseamos y jugamos.
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¿Cuántos años nos hicieron creer que la madre no disfruta del sex*?
Si, puede que haya etapas de la maternidad en las que la libido erótica este disminuida.
En el puerperio reciente (y no tanto), en etapas de la lactancia, si nos sentimos extrañas con nuestro cuerpo post embarazo, si dormimos muy mal o estamos muy agotadas…
Pero eso es muy distinto a abolir el deseo erótico de nuestros cuerpos.
Nada de esto se puede generalizar, todas lo vivimos distinto.


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Freud hablaba de la división entre «la put@ y la madre».
Estaba normalizado que con la mujer que criaba a tus hijes, tenías sex* de forma rutinaria. Nada de explorar, experimentar cosas nuevas, usar juguetes, cumplir fantasías, ver películas…
Para todo eso, el varón tenía que buscarse otra. Una que no vea con ternura, que no sea «la madre de sus hijos».
⚠️ ¡Mentira!
Muchas incluso, creen ese cuento y les cuesta horrores el deseo después de la maternidad.
Se sienten inhibidas, extrañas, les cuesta hasta tocar su propio cuerpo.
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Hoy en el día de la salud sexual
¡Rompamos ese mito por favor!
Las madres somos mujeres y las mujeres somos personas. No importa la forma de nuestro cuerpo, podemos desear y gozar.

¿Les costó reencontrarse con el deseo post embarazo?
Imagen: pink_bits

Una historia de adopción

Cuando decidimos con mi pareja ser ma/padres el camino fue costoso y tuvimos que recurrir a tratamientos de fertilidad. Transite la gestación llena de miedos y angustia, con un diagnóstico de trombofilia.
Cuando apareció el deseo de un segundo hije, lo idealizado del embarazo había caído y surgió la idea de la adopción con fuerza.
En octubre de 2018 tuvimos la entrevista y a partir de ahí, la sensación fue en cualquier momento nos llaman para integrar. Es increíble la incertidumbre en la que vivís, ya que no sabes, ni cuando, ni que: ¿Cama o cuna? ¿Niño o niña? ¿Mañana o la semana entrante?
Trabajar la ansiedad y aceptar que esa preparación previa que uno realiza del armado del cuarto, el bolso, o tener una fecha estimada de parto aquí no aplica. Tratas de que tu vida siga lo más normal posible con la sensación de que en cualquier momento recibís “esa llamada” tan deseada.
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Sintiendo que ese otro ser existe y está en algún lado sin saber de vos. Te preguntas ¿cómo es? ¿Qué cosas vive ahora?
Porque la realidad es que su vida no comenzó cuando lo agarre en mis brazos, su vida viene de antes, viene con su caminito realizado y es todo un aprendizaje sentir y aceptar que ese pequeño ser tiene una vida previa a vos.
Y ¿Sino sentía amor al verlo? Toda esa espera y angustias mezcladas con una inmensa felicidad.
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Cuando lo ví por primera vez a mi pequeñito, tenía 1 mes y 16 días, pesaba 2,400gr.
Lo agarré en mis brazos y era diminuto, ese segundo de olerlo sentí que era mío, y fue mío desde antes, que el universo nos junto, estábamos destinados.
Lo quería tener pegadito a mí. Me hubiera gustado prepararme para darle de mamar, mi cuerpo lo pedía (más tarde supe que se puede inducir la lactancia en adopción). Me puse en modo puérpera al pasar los días, lo tenía dentro del fular pegadito a mi piel. Existe el puerperio en adopción.
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Nunca me detuve a pensar si se me parece o si tiene rasgos de otres, y la verdad no los busco. Él es diferente, tan diferente a mí, como mi hija biológica. Siento que lo pari, para mí el gestarlos es un segundo en comparación a maternarlos el resto de su vida …..
pero que peso le damos a la gestación!

La búsqueda de un hijo que no llega

Empezar a buscar. Ilusión.
«La mayoría consigue el embarazo dentro del primer año» dijo la ginecóloga.
«Yo quedé al mes» me contó una amiga.
Bajarse la app para calcular días fértiles.
Ver llegar esa mancha roja cada mes.
«Es pronto, tené paciencia».
Ver correr los meses en el calendario.
Seguir los consejos ajenos
«Pone las piernas para arriba».
Empezar a inquietarme.
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Googlear.
«Si tenés menos de 34 años se recomienda consultar con fertilidad después de un año de búsqueda».
«Si tenés más de 34 años se debe consultar luego de los 6 meses»
Hacer cuentas.
Discutir en pareja nuestras opciones.
¿La edad de él no importa?
¿Por qué nadie me avisó que podía ser tan complicado lograr un embarazo?
Leer posteos de Instagram.
«Fertilidad consciente» dice una cuenta.
Promete lograr el embarazo indagando en nuestro interior y conectando con la naturaleza.
Empezar dietas. Comer anana. Dejar los ultraprocesados.
Investigar los abortos del árbol familiar.
«Andate de vacaciones y volves con el +» dicen.
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Siguen pasando los meses.
Sigo recibiendo la mancha roja cada mes.
El dice que tengo que tener paciencia.
La que busca información soy yo.
Finalmente saco turno con especialista en fertilidad. Estudios. Histerosalpin… Espermograma. Plan de tratamiento. Estimulación ovárica. Faltar al trabajo. Inyecciones. Baja reserva ovárica FIV. ICSI. Betaespera. El positivo sigue sin llegar. Tiempo que pasa. Cambiamos de centro. Papeles con la prepaga.
Mientras tanto mis amigas siguen teniendo hijos.
Nuevo tratamiento. Leer grupos de facebook. Anotar toda la data para preguntar a la medica.
Probar constelaciones familiares. ¿Será que no lo deseo lo suficiente?
«¿Para cuándo nos hacen abuelos?». Embarazo bioquímico. Duelo. Frustración. ¿Por qué a otras no les cuesta nada?
Me enoja. Me angustia. Empiezo a dormir mal. Nuevo tratamiento . No dejo de pensar en lograr ser madre está vez.
Empiezo psicóloga con formación en el tema. De tarea escribo este texto.
Escribir me alivia.
Le pido que lo comparta por si vos qué lees estás en la misma.
Nos pasa a muchas.
Pedí ayuda a psico especialista, rodeate de gente en la misma que vos. Y confía.

Crianza y mandatos

Las familias hoy están atravesadas por un enorme bombardeo de información. Es muy fácil encontrar en las redes sociales perfiles que hablan de desarrollo y psicología, banalizando conceptos y teorías que trasladan a los ma/padres como exigencias de una «crianza ideal».
¿Qué ocurre cuando la información se transforma en nuevos mandatos?
¿Cuando se transmite que si no se cumple esas pautas las infancias se verán afectadas por traumas irreversibles?

Muchas de estas teorías se transmiten como verdades absolutas, sin diferenciación de los contextos de cada familia ni una mirada interseccional.
Desde una concepción que ubica a «la familia» como un núcleo universal: heterocis, urbana, clase media, biologica, con roles rígidos y definidos de forma sexista (madre cuidadora principal, padre «el que ayuda»).
¿Donde quedan las familias homoparentales? ¿Las familias monomarentales? ¿Las familias ensambladas? ¿Las familias pluriparentales (más de una mamá o papá)? ¿Las familias por adopción?

Entre tantos tips, mandatos y criminalizaciones puede estar bueno pensar que: El diálogo y la comunicación son factores preventivos fundamentales. Si tu hije sabe que puede hablar con vos de lo que sea sin ser juzgade y te percibe como una persona disponible, las cosas están yendo bien. Cabe aclarar que hay etapas propias del desarrollo en las que quizás el afianzamiento de su libertad implica mucha más intimidad y reserva (sin que sea algo malo).

También romper con la ansiedad constante a generar daños irreparables: No por un reto o situación negativa vamos a generar traumas o el odio de nuestres hijes. Lo importante es lo estable, lo que perdura a lo largo del tiempo. “Errores” y manejos mejorables habrá en distintas situaciones, pero si lo que está siempre es la incondicionalidad y la escucha, las cosas andarán bien.

Entender que los límites son parte de la crianza y que pueden ejercerse desde la amorosidad y el respeto, pero siempre puede haber situaciones en las que el rol ideal no nos funcione y castigarnos por eso solo retroalimenta culpa y negatividad frente a nuestro papel. Permitirse no siempre ser cuidadores ideales es fundamental para poder relajarse y disfrutar.

Post junto a @psi.brunograbrielsilva

Mi madre me critica

«Señala mis defectos, me dice que estoy gorda o muy flaca»
«Los comentarios más crueles en relación a mi apariencia me los ha hecho mi mamá».
«Siempre me dice que debo «arreglarme» más».
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¿Les suenan esos comentarios?
¿Alguna vez han sentido algo similar en relación a sus madres u otras mujeres importantes de su familia? (Abuelas, tías).
Es duro oír esas palabras a lo largo de los años, tanto como convivir con esas frases internalizadas. Es tan difícil que a veces nos las repetimos nosotras mismas al mirarnos al espejo. Y es que, como nos hablaron se vuelve nuestra voz interior la mayoría de las veces.
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¿Cómo entender que las mujeres que nos cuidaron y fueron nuestras referentes nos hablen de ese modo?
Podemos empezar entendiendo que, seguramente, a ellas también les hablaron así.
Tendemos a reproducir modos de vincularnos, en vez de cuestionarlos.
Y es que esas mujeres también crecieron con el mandato de estar flacas, con el ideal de belleza como valor supremo, con la misión de satisfacer a los varones.
Todos esos atributos abrían (y lamentable todavía hoy abren) puertas y les otorgaban valor a su existencia en un mundo machista y patriarcal.
«Te lo digo por tu bien», así lo creian.
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Es válido que nos duela, es válido decidir hablarlo o alejarnos o simplemente lo que nos salga hacer. Solo es importante que humanicemos a las madres, con sus virtudes y sus errores, con sus propias historias cruentas y de dolor, con sus posibilidades.
Y es importante que empecemos a aprender que podemos pensar o sentir lo que sea sobre otra persona, pero NO podemos decirle lo que sea. Abstenernos de hacer comentarios sobre el cuerpo y la apariencia de otras personas, es una forma de cuidado.
Para eso está bueno la regla de los 15 segundos: si es algo que la persona pueda cambiar en ese tiempo, adelante. Por ej: «tenés comida entre los dientes, tenés una pelusa en la ropa, tenés la bragueta baja, etc».
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¿Han recibido comentarios como estos?