Declaración de interés Nuestro Árbol de Jacarandá

Cuando Camila me escribió para contarme que había presentado el proyecto de declaración de interés por la Cámara de diputados de Nuestro Árbol de Jacaranda, me invadió una sorpresa y emoción inmensa.
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¿La cámara de diputados interesada en un libro sobre duelo gestacional? No solo eso, sino que además fuimos convocadas con @psinliguori por la diputada a la jornada de visibilización del duelo perinatal, en la cual nos entregaron la declaración.
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El Congreso lleno un salón de personas abriendo el corazón dando testimonio y compartiendo experiencias de duelo, de despedidas de bebés que se marcharon demasiado pronto. Llanto, abrazos, emoción y el corazon lleno.
Hoy tenemos Ley Johana. Aún queda mucho por hacer para su reglamentación y plena implementación. También para contemplar en el marco legal las muertes gestacionales.

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«Vos no perdiste a tu bebé, tu bebé se murió», este relato de Camila me helo la piel. Es cierto. Nuestros bebés, nuestros hermanos, nuestros nietos no se nos pierden, mueren. Y como sociedad es importante que hagamos lugar a esos duelos nombrando esas muertes y abrazando a esas familias.
Cuando terminó la jornada, mi papá me dijo «Por fin alguien hablo por tus hermanos» y me emoicono mucho.
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Gracias @camilacrescimbeni ni y equipo. Te admiro tanto!
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Gracias a nuestra ilustradora mágica @macafloresilustra y a nuestra editorial @marvodepa@marcelaluza

Un placer compartir con @caroaufranq@elclubdelassoniadoras@lucianamantero@fundacionaiken esa increíble jornada.

Jornada de sensibilización sobre duelo gestacional y perinatal en la MEC

Hoy estuve participando de la Jornada de sensibilización de duelo gestacional y perinatal de la Maternidad Estela de Carloto, en Moreno, presentando el libro «Nuestro árbol de Jacaranda» con Natalia Liguori y la presencia de Maria Andrea Garcia Medina.

Les dejo el enlace a la radio abierta, actividad coordinada por la Lic. Verónica Cignacco.

La historia de la locura

Durante años se trató de doblegar, acallar, silenciar la voz de las personas que padecen problemáticas ligadas a la salud mental: se las aisló, encerró en manicomios y hasta torturó.
Hoy día estamos atravesando una crisis en torno al acceso al derecho a la salud mental: demoras en los turnos, dificultaría de acceso e incluso la banalizacion y el menosprecio de la mano de discursos ligados a la «positividad tóxica» y la meritocracia: «si estás mal es porque no haces lo suficiente».
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Disfrute mucho esta serie y me parece fundamental el giro que se da en la serie en torno al cambio de paradigma en los padecimientos de salud mental (y ni hablar de la historia de amor ❤️ entre la reina y el rey y también la relación homosexual oculta de sus asistentes).
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La serie es Reina Charlotte de Netflix.
¿La vieron? ¿Me cuentan qué sintieron?

Hablar de la muerte con infancias

Antes de que yo naciera, mi mamá vivió dos embarazos. El primero, se detuvo en el primer trimestre y fue tomado como uno de tantos embarazos que no prosigue más allá de las 12 semanas.
En la segunda gestación, eran dos varones gemelos, de una sola bolsa y una sola placenta. Todo iba bien, hasta que a sus 6 meses de gestación, se produjo un anudamiento del cordón que no dejo pasar más sangre ni oxígeno (como una manguera cuando se aplasta no deja pasar el agua). Mis hermanos fallecieron en el útero de mi mamá, ese mismo útero que un año más tarde, ocupe yo.
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Mi mamá siempre me habló de esos hermanos que no había llegado a conocer. Años más tarde, con mi propia formación en duelo perinatal, re dimensione toda esa experiencia en mi árbol familiar. Quise saber cuál era nombre elegido para esos bebés, pero no supieron decirme, aún no les habían asignado nombre.
Siempre me incómodo el mote de «hija única», supongo que, porque en el fondo, yo sabía que no lo era.
Era la única hija nacida con vida de mi madre, pero no era la única hija suya. Yo tenía dos hermanos, quizá podríamos decir tres por esa primera gestación.
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Esta historia se la conté a mi hija, no se bien como. Pero ella sabe, con naturalidad, que hubiera tenido dos tíos de mi lado. Hace unos años tomamos el rito de armar el homenaje del día de los muertos. Y como no tenía representación de ellos, decidí ilustrarlos inspirada en una imagen de @o_trocantintas.
Es importante romper el tabú en relación al duelo gestacional y Perinatal, poder nombrar a todos esos seres que forman parte de nuestro árbol.
Muchas se preguntan cómo hacerlo, a qué edad hablarles a sus hijes de ello. Cada familia encontrará su modo, les puedo asegurar que, si es con amor, no hay por qué temer.
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De todo esto y más, vamos a hablar en el taller «Acompañando el duelo en las infancias» con @psnliguori y @lostalleresdemama
Algunos temas: ¿Qué es la muerte y como explicarla?; El miedo a morir, ¿Cómo comunicar una muerte a las infancias? ¿Qué es el duelo y como acompañarlo?, Ritos y rituales. Herramientas prácticas.
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¿Hablan del duelo y la muerte con sus hijos e hijas?

¿Como hablar de la muerte gestaciónal y Perinatal?

Se detuvo mi embarazo de 12 semanas,
Mi hija ya lo sabía y esperaba a su hermane ansiosa.
Estamos destrozados
¿Qué le decimos?
¿Esperamos que se de cuenta sola?
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Hablar de la muerte con niñeces siempre es difícil.
Más aún cuando las muertes gestacionales son duelos silenciados, invisibles, desautorizados socialmente.
De ese ser solo tenemos una ecografía, una ropita, un test positivo. No tenemos su foto, ni momentos compartidos. Tenemos ilusiones que ya no están.
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Hijos e hijas mayores tiene derecho a saber qué sucedió…
A qué se le ponga palabras al dolor que seguramente observa y percibe. Sabrá que algo está sucediendo, que se está duelando.
Merece ser parte del proceso de duelo familiar.
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Hoy es el día de conmemoración del duelo gestaciónal y perinatal.
En este día recuerdo a mis hermanos gemelos, que murieron a sus 6 meses de gestación. Sucedió antes de mi nacimiento, mi mamá siempre me habló de ello. Con la verdad, con palabras claras. Hoy honro su existencia. Me hubiera gustado que tuvieran nombre, porque mis papás no los habían elegido aún. Me hubiera gustado que pudieran despedirlos, pero en esa época no sabían lo importante de ello ni sus profesionales de la salud supieron acompañarlos.
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Hoy puedo hablar de ello y decir que no soy hija única: tengo dos hermanos que no llegaron a vivir extrauterinamente. Hoy puedo hablarlo con mi hija, para que la muerte perinatal no sea un tabú y para que ella conozca parte de su historia.
Hoy trabajo acompañando a muchas familias en sus duelos.
Si les tocó vivirlo, si les tocó acompañar, si no saben que decír, no tengan miedo de estar cerca y disponibles a escuchar, sin juzgar, validando las emociones de la familia. .

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Los duelos en la infancia

Hace unos días falleció mi abuelo. Cata sabía que muchos meses  estaba en cama. En ese tiempo varias veces me preguntó si se iba a morir y le dije la verdad:  «no sé». Todos los seres vivos vamos a morir, pero no sabemos cuándo. Ojalá el abuelo se recupere.
El día que falleció me despedí de ella diciendo que tenía que ir a verlo porque su salud había empeorado. Ella estuvo con el papá y al regresar ya sabía había muerto. Cuando yo llegue me recibió con congoja y me abrazo fuerte. Me dijo «no quería que el bisabuelo se muriera» y le respondí que yo tampoco. Le dije que tenía un recuerdo para ella y le di un osito, le expliqué que al bisabuelo le hubiera gustado que lo tenga. Después, se emociono mucho y abrazada al osito lloro. Ella no era muy apegada a él, pero me decía que la muerte del bisabuelo le hacia pensar que no quería que nadie de su familia muriera.
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Al día siguiente, yo me iba al cementerio. «¡Yo quiero ir con vos!» Me dijo. Y si bien lo pensé detenidamente, decidí no llevarla. No porque temiera que le haga mal o le impresione la situación. Ella  ya había ido al velatorio de su otro bisabuelo e incluso había querido acercarse al féretro por curiosidad (no la dejamos verlo en detalle pero si a una distancia de 1 metro aprox).  Ella ya sabe que cuando un ser vivo muere su corazón deja de latir, el cuerpo se queda quieto y no respira. Siempre lo tomo con naturalidad.
Decidí ir sola al cementerio porque necesitaba estar disponible para sostener a mi mamá. Sabía que si bien para Cata era su bisabuelo, el vínculo no era tan significativo como para que ella necesitará transitar esa situación. Así que le propuse armar un dibujo y una carta para despedirse y juntar flores para que yo le lleve. Eso hicimos y le trajo muchísimo alivio, incluso quiso armar un altar en casa poniéndole comida (en referencia a la película «COCO»).
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¿Llevarles o no? Es una elección de cada familia. Siempre recomiendo anticiparles qué verán, llegado el caso, personas llorando y tristes, cómo se verá el féretro y qué sucederá puntualmente. Y darles la seguridad de que si en algún momento quieren irse, podrán hacerlo acompañados de alguna persona de confianza. Jamás obligarlos a ir (si tenemos quien les cuide)y si hay una necesidad genuina de su parte, escucharles.
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Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com

Despedida a mi abuelo

Acá estoy sentada a tu lado tomando tu mano.
Estamos esperando, esperando como en un parto, pero exactamente al revés.
Ironías de la vida, así como hay que saber acompañar el nacimiento, también hay que aprender a acompañar los muerte.
Hoy estoy haciendo este aprendizaje con vos, acá, agarrando tu mano.
Parecen cosas insignificantes las que puedo hacer por vos.
Tomar tu mano
Cantarte un tango
Escuchar junto a vos «La Sole».
Mantenerte lo más limpio y ¿Cómodo? posible
Decirte que te quiero
Decirte que me enseñaste mucho
Decirte «Gracias»
Decirte también que «ya está», que está bien querer irte, no querer vivir así.
No nos debes nada, nos diste todo.
Te cuidamos lo mejor que pudimos, lo mejor que la burocracia y el negocio de la salud nos dejó.
Te vas a ir como vos hubieras querido, rodeado de la gente que realmente te quiere y a la que realmente le importas.
Nada de hospitales, de pinchazos, de médicos fríos y enfermeras apuradas. Nada de aislamiento, en tiempos de Pandemia muchos volvemos a las viejas costumbres de nacer y morir en casa.
Te vas a ver a la abuela y tú hijo, porque sé que de alguna manera volvemos a re encontrar a los que amamos.
Quizá, como leí una vez en un libro, quizá volvemos al lugar que estábamos antes de nacer, que aunque no lo recuerdo, no me parece un sitio triste (Libro Para Siempre).
Lo bueno de la Pandemia es que con el barbijo no necesito pañuelo (si, estás pavadas piensa tu nieta).
Te libero abuelo, te libero de estar acá en en cuerpo que hace meses no te respondía ni correspondía.
Se libre abuelo
(Deje de escribir porque me di cuenta que su respiración era cada vez más lenta. Llame a mi familia para que nos empecemos a despedir).
A las 16:45 te fuiste. Sonaba «A Don Ata» de La Sole.
«Que dios lo bendiga, lo tenga en la gloria, por tantos recuerdos lindos y por su memoria»

Nota posterior:

Siempre, recomiendo escribir para transitar los duelos.

Escribir sobre el ser amado, despedirnos si no pudimos, agradecer, son formas de liberar y transitar el dolor.

El duelo en los varones

Afrontar la muerte de un hijo me llevó más de 5 años.Darme cuenta del dolor que produce no tiene explicación. Intenté taparlo con silencio y llenándome de proyectos.Pero no sirvió de nada.El tiempo se detuvo ese día y sin importar lo que hiciera no podía avanzar.
Todos decían lo mismo, vos sos hombre tenés que ser fuerte, la vida continúa y tenes que estar preparado para sostener a la mamá. Esto no lo dijeron a la semana, o al mes, sino que a los 15 minutos de salir del quirófano.
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En ese momento, empecé a tapar el dolor. No quería que la mamá, ni mi familia,amigos o compañeros de trabajo me vean triste o angustiado. En todo ese tiempo no dejé que nadie me abrace y me vea llorar. Sólo lloré una vez. Cuando volví de la clínica para bañarme.Era martes.Bruno habia muerto el lunes, y el domingo había sido el día del padre.Llegué a bañarme y entré a la casa en donde hacía menos de un mes que nos habíamos mudado. Estaba lleno de carteles y fotos que decían Feliz dia papá. Al ver ese escenario no pude contenerme y lloré mucho tiempo sentado en la escalera. Y de ahí en más, no lloré más. Cuando salía el tema, se me hacía un nudo en la garganta y desviaba la conversación.
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Y pasaron dias,semanas,años y me quedé con ese dolor. Trabajaba mucho, me ponía metas y proyectos inalcanzables para mantenerme ocupado, y no parar y caerme. Ahora me doy cuenta me que afectó en todo. Nació mi segunda hija, pero ese dolor que llevaba a veces no me dejaba disfrutarla,tenía terror de atender el celular y que me digan que se había muerto,literal.
El dolor hizo que mi corazón se cierre, no podía dar ni recibir amor, por miedo a perder.Me volví malhumorado, inseguro, y sobretodo no dejaba que me quieran.
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Hoy veo que nunca es tarde para pedir ayuda,que lo que llevo dentro puede salir.Ahora lloro,muestro mi angustia.Soy papá de Bruno,hablo de él, y lo extraño. Y si me quiebro,no importa.Las lágrimas y los sentimientos no tienen género. Un hombre siente y llora.Atrás de una mamá que pierde un hijo, hay un papá que también lo perdió.
Aquellos papás que pasaron por esto me van a entender y al que lo esté pasando, que no tema pedir ayuda.
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Gracias Toti
foto por @recordisfoto ♥️

Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com