«Señala mis defectos, me dice que estoy gorda o muy flaca»
«Los comentarios más crueles en relación a mi apariencia me los ha hecho mi mamá».
«Siempre me dice que debo «arreglarme» más».
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¿Les suenan esos comentarios?
¿Alguna vez han sentido algo similar en relación a sus madres u otras mujeres importantes de su familia? (Abuelas, tías).
Es duro oír esas palabras a lo largo de los años, tanto como convivir con esas frases internalizadas. Es tan difícil que a veces nos las repetimos nosotras mismas al mirarnos al espejo. Y es que, como nos hablaron se vuelve nuestra voz interior la mayoría de las veces.
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¿Cómo entender que las mujeres que nos cuidaron y fueron nuestras referentes nos hablen de ese modo?
Podemos empezar entendiendo que, seguramente, a ellas también les hablaron así.
Tendemos a reproducir modos de vincularnos, en vez de cuestionarlos.
Y es que esas mujeres también crecieron con el mandato de estar flacas, con el ideal de belleza como valor supremo, con la misión de satisfacer a los varones.
Todos esos atributos abrían (y lamentable todavía hoy abren) puertas y les otorgaban valor a su existencia en un mundo machista y patriarcal.
«Te lo digo por tu bien», así lo creian.
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Es válido que nos duela, es válido decidir hablarlo o alejarnos o simplemente lo que nos salga hacer. Solo es importante que humanicemos a las madres, con sus virtudes y sus errores, con sus propias historias cruentas y de dolor, con sus posibilidades.
Y es importante que empecemos a aprender que podemos pensar o sentir lo que sea sobre otra persona, pero NO podemos decirle lo que sea. Abstenernos de hacer comentarios sobre el cuerpo y la apariencia de otras personas, es una forma de cuidado.
Para eso está bueno la regla de los 15 segundos: si es algo que la persona pueda cambiar en ese tiempo, adelante. Por ej: «tenés comida entre los dientes, tenés una pelusa en la ropa, tenés la bragueta baja, etc».
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¿Han recibido comentarios como estos?
