En algún momento como familia nos vemos en la situación de delegar el cuidado de nuestros hijos e hijas. Algunas antes o tras más tarde, a veces por cuestiones laborales y otras para poder hacer actividades de disfrute o cuidado personal, nos encontramos con la situación de elegir quién o quienes cuidarán a nuestro bebé. .
. ¿Cómo elegir a esa persona? ¿Qué tener en cuenta? ¿Qué es preferible la guardería, un familiar o una niñera?
Estas preguntas soló puede responderlas cada familia. No hay formúlas mágicas ni recomendaciones generales, asi como no hay dos familias ni dos bebés/niños iguales. Lo que para unos funciona, para otros puede no hacerlo.
.
.
El momento de tomar estás decisiones suele generar muchos miedos. Si responde a la necesidad de volver al trabajo y la mamá o el papá aún no deseaba hacerlo, es un momento que genera mucha ansiedad y sentimiento de culpa. Lamentablemente sabemos que las licencias laborales no contemplan los tiempos subjetivos ni las necesidades de los bebés y en este contexto la diada se ve forzada a una separación impuesta. Esto suele complejizar el momento de encontrar cuidadores ya que se entremezclan estas emociones. .
.
Si implica retomar un trabajo que disfrutan o alguna actividad de desarrollo personal (ocio, estudio, hobbies) la separación suele enfrentarse con más motivación a pesar de que igualmente aparezcan la ansiedad, el miedo o la culpa. .
.
Lo importante es saber que esas son emociones esperables y que no pueden evadirse o saltarse: hay que atravesarlas y aprender en familia de esta nueva etapa. #Mamá o #papá aprenderán que su bebé o niño puede adaptarse a ser cuidado por otras personas y que esto no daña su #vínculo con él, incluso aprenderán que es saludable y necesario contar con espacios propios para volver a casa extrañándolo. El bebé o niño aprederá que si bien al comienzo es difícil, puede disfrutar de vincularse con otras personas y que con cada una de ellas comparte algo nuevo. .
.
Niñeras
A la hora de elegir #niñeras/#cuidadores debemos saber que nadie les cuidará igual que nosotros.
Cada persona tendrá su propio estilo y su propia forma de vincularse con el bebé: lo dormirá de otra manera, jugarán a cosas distintas, etc. Esta diversidad de modos de vincularse enriquece mucho las relaciones y aporta flexibilidad a su carácter. .
.
Cada familia tendrá que evaluar qué es lo que prioriza o qué atributos valora a la hora de elegir quién cuidará a sus hijes: ¿que viva cerca de la casa? ¿que estudie o tenga una profesión a fin a la infancia? (por ej estudiante de maestra), ¿ rango de edad?, ¿Qué cuente con referencias o recomendaciones?.
.
.
Realizar entrevistas para poder conocer a las personas interesadas y elegir a quién consideramos (o intuimos) puede tener más afinidad con los atributos que buscamos y también con nuestro hijo o hija. Siempre es conveniente establecer un periodo de prueba y de adaptación mutua.
El periodo de adaptación no tiene un tiempo pre fijado sino que cada familia lo debe organizar, teniendo como parámetro las posibilidades reales de hacerlo y también como va evolucionando el vínculo del niño con la persona cuidadora.
.
.
Al comienzo es recomendable pasar tiempo los tres: mamá/papá, cuidador/a y bebpé/niño/a. Este tiempo permite establecer la confianza necesaria para que la persona (ahora extraña) se transforme en alguien familiar y para poder transmitirle cuales son las rutinas y los hábitos del bebé/niño/niña.
Cuando van avanzando los encuentros puede que mamá o papá empiecen a salir de la escena por momentos, ir a otro cuarto por ej para permitir que haya momentos de intimidad entre cuidadora y bebé/niño. Luego empezar a salir de casa, al comienzo por periodos de tiempo más reducidos que se irán incrementando.
.
.
Recomiendo que sea paulatino y despedirnos cuando nos vamos. Es esperable que ellos manifiesten su desagrado a través del llanto, el objetivo no es que nuestro hijo/a no llore con su cuidadora en nuestra ausencia, sino que aprenda a calmarse .A medida que vayan forjando el vínculo de apego irán disfrutando el tiempo juntos.