Querer «salir corriendo»
Atravesar la puerta «para ir a comprar puchos» y no volver más…
Soñar con sacar un pasaje solo DE IDA a vaya a saber qué lugar lejano…
Dejar a nuestras «bendiciones» en la puerta del vecino y correr….
Huir lejos y muy rápido, sin ser descubierta.
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¿Me vas a decir que nunca se te cruzó alguna de estas opciones por la cabeza?
Si hay alguna madre que no haya fantaseado con escapar, aunque sea por milésimas de segundo , que tire la primera piedra.
En una sociedad que nos mete presión constante por cumplir el rol de «buena madre» decir algo de todo esto es tabú.
Solo algunas, en la intimidad de espacios seguros, nos animamos a confesar y poner en palabras lo que «no está bueno» del rol.
¿Qué pasa cuando decimos algo de esto? Muchas veces somos señaladas, silenciadas…
«Cómo vas a hablar así, tenés que estar agradecida de tener hijes sanos»… «Sabes la cantidad de personas que quieren ser madres y no pueden»… «Tendrías que estar feliz»….
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La crianza es una tarea inmensa, que agota y agobia en muchos momentos. La crianza en soledad, es injusta, es pesada y dolorosa.
Muchas veces sentimos ganas de huir, escapar, necesitamos poner límite a la situación de dependencia de nuestras crías. Es fundamental poder escapar en la fantasía para no actuarlo en la realidad.
Necesitamos delegar, compartir, repartir el peso del cuidado.
Necesitamos encontrarnos con nosotras mismas, haciendo algo que no sea para otros.
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¿Alguna vez fantasearon el escape?
Lic. Carolina Mora
Mail lic.carolinamora@gmail.com