Antes de convertirme en madre, creo que nunca había escuchado la palabra puerperio. O si lo había hecho fue en alguna clase de biología sobre reproducción humana. Los libros obstétricos nombraban al puerperio como el periodo desde que se de alumbra la placenta hasta que finaliza la cuarentena. ¿Será así? ¿Qué ocurre en la mujer luego del parto en su esfera emocional? ¿cómo se re configuran aspectos de su identidad? ¿Qué implica convivir 24hs ininterrumpidas con un bebé que solamente demanda? ¿El puerperio es sólo biológico? ¡Claro que no! La duración del puerperio emocional varía de una mujer a otra.

Lo primero que no me contaron: tener un hijx no es amor a primera vista. No al menos siempre. Muchas veces las mamás nos angustiamos porque inmediatamente despúes del parto e incluso los primeros días nos invade una sensación de extrañeza, inseguridad, miedo. Y es que ese pequeño ser despúes de todo, es un desconocido. Si bien compartimos 9 meses juntxs, vinculándonos, ambos estamos adaptándonos. Él o ella a vivir de este lado del mundo, nosotras a ser mamás. Este amor se construye en el vínculo, experimentando juntxs día a día. No nacemos sabiendo maternar, el maternaje se desarrolla en el vínculo.
La SOCIEDAD ENTERA está convencida que el bebé le pertenece y puede opinar a su antojo respecto de: cuánta ropa lleva puesta, cómo tiene que dormir, cuánto pecho debe tomar, cómo debemos trasladarlo (upa, cochecito, portabebé), etc. Ya había empezado durante el embarazo el «opinar» de la gente, pero desde que el bebé nace, se incrementa más, y con más impunidad. Puede opinar acerca de sus cuidados desde lxs abuelxs hasta el verdulero. Sí. El mismisimo verdulero ¿Qué tendrá que ver con la crianza de tu hijx?.
Lección importante: NO sirve de nada hacer planes. NO podemos controlar nada de lo que vendrá. La maternidad ayudó a fortalecer mi capacidad de acomodación y sobre todo la FLEXIBILIDAD. Cada bebé es único y revoluciona el mundo interno (y externo claro) de su madre, padre o cuidador principal. Cuanto más rígidos somos, más mal la pasaremos.
Las hormonas juegan un papel inmenso en la conducta maternal : la oxitocina, la hormona del amor, interviene favoreciendo el apego, el vínculo con nuestrx bebé y el amamantamiento. La prolactina, hormona interviniente en la lactancia genera que (generalmente) se retire nuestra libido sexual hacia la pareja. La fusión emocional con nuestrx cría absorbe nuestro universo libidinal y permite la respuesta sensible a las necesidades del bebé. Estos son mecanismos que la naturaleza ha dispuesto para la supervivencia de la especie.
Es totalmente esperable que no tengamos deseos sexuales en el puerperio inmediato (y no tan inmediato). Y no es tan sencillo reencontrarse con la sexualidad, implica un proceso de reencuentro, primero con la pareja desde la ternura, el compañerismo lo que permitirá que se pongan en juego luego aspectos amplios de la sexualidad: las caricias, los besos, los abrazos. La genitalidad ya llegará. ¡Les juro que las ganas vuelven!
Tampoco me contaron que pasaría horas interminables amamantando. Siempre pensé que era cada 3hs, 15 y 15. ¡No! A DEMANDA. A demanda REAL. ¡Cuando la cría quiere! Aún cuando pasaron 5 minutos de la última teta. Lxs bebés no saben de relojes, no saben tampoco de lugares «más o menos» convenientes/cómodos para amamantar: quieren en el shopping, en la calle, esperando el colectivo, etc. Respecto de la lactancia, tampoco anticipé que no es tan sencillo como parece, hay un tiempo de aprendizaje mutuo: yo nunca había amamantado, mi bebé nunca había tomado el pecho. A pesar de ensayar desde el vientre la succión, la prendida lleva un proceso de aprendizaje que se da plenamente en la experiencia. Se hace camino al andar, como dicen. Tiempo, paciencia, una buena asesora en lactancia hacen una gran trabajo.

No imaginé que iba a pasar DÍAS o incluso SEMANAS en pijama o camisón, las primeras semanas pos parto ni siquiera tenía tiempo ni energías para vestirme. La entrega a la lactancia, acomodarme a las noches de dormir interrumpido (cuando se podía dormir) y el placer de conocernos con mi bebé sin que medien tiempos externos, horarios laborales, etc nos encontraron con pocas ganas de «arreglarme». Olvidé por primera vez en años mis maquillajes y me entregué a la locura maravillosa de aceptarme así: natural, desgreñada, cansada, ojerosa, con el rodete y el pelo atado. Pero inmersa en un mar de oxitocina que me generaba bienestar.
Hacer cualquier cosa para mí misma sería (de ahora en más) un desafío titánico. Comer: pasaron días en los que comía cuando me acordaba de tanto que dolía la panza del hambre, el tiempo, los horarios, se escaparon del reloj. ¿Bañarse? Creo que no hay tarea más difícil de cumplir cuando pasamos largas horas a solas con un bebé (a veces incluso con un niñx). Esta todo organizado, el bebé duerme en el huevito, lo llevas al baño, entras a la ducha y ¡llora!.
¡Nunca más iba a volver a ser independiente! (al menos durante los primeros años). De ahora en más, para hacer cualquier tarea fuera de casa, iba a depender de que haya alguien que se quede con mi hijx. Abuelxs, tíxs, amigxs, todxs son sumamente bienvenidos a participar del cuidado de lxs hijxs. Eso sí, cuando nosotras lo permitimos, ojo que los primeros días/meses es tan difícil dejar a tu bebé en otros brazos como subir al Himalaya. Cuando alguien quiere tomar en brazos a tu bebé parece como si se activara el botón «mamífera defendiendo a su cría» y entonces aparece un aferramiento, difícil de acallar. Luego, por suerte, te das cuenta de ¡qué bueno es tener las manos libres y el cuerpo por unas milésimas de segundo al menos!
Experimentaría un sentimiento de MUCHA envidia en relación a la «independencia» de mi compañerx. ¿Por qué el puede irse a las 9 y volver a las 19 sin preocuparse por el cuidado del bebé? ¿No se da cuenta que pasa TODO ESE TIEMPO sólo? Su cuerpo sigue siendo suyo, administra su tiempo sin tener que depender de otrx para salir o algo tan simple como bañarse, por ejemplo. ¡Y eso que el bebé es 50% suyo! No estaría siendo muy equitativa la ecuación respecto a la responsabilidad en la crianza.
Siempre va a haber algún momento (o varios) en el que pensemos que somos malas madres. Siempre va a haber una madre que nos parezca «mejor» que nosotras. Siempre, sin faltar, va a aparecer el sentimiento de culpa. Por lo que hicimos, por lo que no, por apresurarnos, por tardar demasiado, incluso por lo que no podemos controlar (que es casi todo). Es TAN alto el nivel de exigencia al que estamos sometidas, tanto interno (expectativas personales, miedos, etc) como externo (mandatos, estereotipos en relación a la maternidad) que genera por momentos un alto grado de conflicto y angustia. Sí. Por suerte NO somos ni seremos MADRES PERFECTAS. Ya lo decía Winnicott, con ser «Suficientemente buena» basta.

Libro «El Menino» de ISOL
Por último, y no menos importante, es IMPOSIBLE criar un hijx sin REDES de sostén. Al menos es imposible hacerlo sin perder algún aspecto de la salud en el camino. Sobre todo los primeros meses, los primeros años, pero también a lo largo de la crianza. Las mujeres o quienes cumplimos el rol de cuidador principal NECESITAMOS de otrxs que presten brazos, oídos, mirada y sostén a nosotrxs mismxs y a nuestrxs crías. La crianza es una tarea demasiado absorbente, demandante e importante como para llevarla adelante solxs, sin dejarnos de lado nosotrxs mismxs. Nuestrxs hijxs necesitan madres y padres presentes, sí. Pero también felices, también que puedan encontrar espacios de disfrute personal más allá de la crianza. También ellxs necesitan contar con otrxs adultos referentes, otrxs figuras de apego. Compartir otro tipo de juegos, de formas de calmarse, otros vínculos. ¡Hay que aprender a pedir AYUDA!
Como escuché tantas veces, hoy no es siempre. Los primeros tiempos, los días parecen eternos, las horas pasan lentas, pero cuando nos queremos acordar, estamos festejando el primer año de vida de nuestrxs hijxs. Nuestro primer año de maternar.
Lic.Carolina Mora
Mail lic.carolinamora@gmail.com
Referencias: «El Menino» ISOL
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