«Arréglate» mandatos de belleza

Me siento más fea
Más «desarreglada»
Más gorda
Me siento fofa
No soporto mis pelos
Desprolija
Abandonada
Estoy llena de canas
No me puedo ni ver al espejo
Así no quiero tener relaciones
Me hace sentir mal que me dijeron que estoy redonda.
Mi mamá me dice que tengo una ojeras horribles.

Esto me dijeron ustedes en las historias respecto a cómo vivían el impacto de la cuarentena en su imagen corporal.
Me preguntó por qué los varones, o la gran mayoría de ellos, no viven estos cambios en su apariencia de forma tan negativa. Ya que ellos también están privados de peluquería, con dificultades para hacer ejercicio físico y seguramente estén comiendo diferente o más de lo habitual.
Ellos gozan de inmunidad estética: «cuánto más feos más hermosos» dice un refrán.
De George Clooney pensamos que son sexys las canas.
De Richard Gere creemos que es un hombre maduro. A nosotras nos dicen «viejas».
Cuando no encajamos en los modelos de belleza hegemónica nos dicen feas, gordas, a ellxs «interesantes».
Privilegios del patriarcado.

Nosotras hemos crecido de la mano de las Barbies, de la tintura platinada, de las gaseosas de dieta, el yogurt para ir al baño y «no estar hinchadas», los tapa ojeras porque parece que ser mujer y verte cansada es un «pecado, los corpiños con relleno (no conozco varones que se rellenen la bragueta) y con la gilet en la mano en verano no vaya a ser que «se note que tenemos pelos».
Creo que está cuarentena nos está mostrando la realidad de nuestros cuerpos diversos sin maquillaje, a todes por igual.
Nos invita a preguntarnos ¿Somos esclavas o elegimos? ¿Son mandatos o deseos personales?
¿Nuestra valor se mide por nuestra apariencia? ¿Nos «cuidamos» para agradarnos a nosotras o para agradar a otrxs?
¿Medimos el valor de lxs otrxs por su apariencia? ¿Por qué necesitamos hacer comentarios y comparaciones sobre el cuerpo de lxs demás?

Yo quisiera que mi hija me vea quejándome menos y aceptando me más. ¿Qué piensan?

Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com

Mandatos de belleza

De los creadores de «Así no llego al verano»:
«El lunes empiezo la dieta»
«¿Vas a salir con esos pelos?»
«Arréglate que pareces un varoncito»
«Este vestido me marca todos los rollos»
«Pareces un matambre»
«Así no llego al verano»
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¿Cuáles son los efectos de crecer escuchando esas frases de las mujeres del entorno?
¿Que pasa si nuestra propia madre las repite?
¿Que efecto tiene verla verse al espejo con bronca? ¿Con una disconformidad constante sobre si misma?
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Nuestro cuerpo no es un simple envase. Nuestro cuerpo no es una figura de exposición. No tiene que llegar a ningún lado, tiene que sostenernos, acompañarnos, dejarnos caminar y disfrutar.
Nuestro cuerpo somos nosotras.
Habitar el cuerpo, sus olores, sus abundancias y zonas de estrechez, sus ondulaciones y planicies, sus pelos y sus pieles suaves…
Habitar el cuerpo como territorio de placer y de goce, como territorio de dolor a veces, como territorio que abraza, gesta, ama, se exita y se calma.
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Enseñemos a disfrutar del cuerpo, a registrar sus zonas de placer, sus espacios sensibles.
Que nuestras hijas e hijos puedan usarlo para correr, saltar, bailar, cantar, comer rico y amar.
Que puedan identificar que les hace sentir cómodas y que no, que ropa las encierra y las aplasta y que ropa las libera y llena de energía.
Que puedan elegir vestir poco o mucho, con libertad.
Sin tener que pedirle permiso a la moda, al que dirán, al espejo, a la vecina o a sus amigas…
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Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com