(leer con un poco de humor)
Si llora: teta
Si se cae: teta
Si se despierta: teta
Si se enferma: teta
Si tiene sed: teta
Si extraña: teta
Si teme: teta
Si se enoja: teta
Si quiere mimos: teta
Si hay aburrimiento: teta
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La teta suele ser una respuesta salvadora para TODO.
Calma y alimento, todo al alcance de la mano y sin gastar un centavo.
Me acuerdo que cuando mi primer hija recién había nacido y durante largos meses de su vida la teta era mi «comodín» para todo.
Y si, nos suele ser muy «cómodo» sacar la teta ante todo.
Incluso aunque estemos agotadas, sabemos que resolver con la teta es inmediato. En cambio, otras estrategias requieren más tiempo y sostén para ser igual de efectivas.
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Salir del «Tetacentrismo» no es sencillo. Implica deseo, generalmente cuando aparece un poco más necesidad de ordenar tomas o comenzar un camino al destete paulatino.
Si ofrecemos o el entorno ofrece, nuestros bebés van pudiendo tomar consuelo de otras herramientas, más allá de la teta. Y nosotras vamos pudiendo identificar cuáles son y ponerlas en práctica.
Porque ellos necesitan cosas distintas a medida que crecen, nosotras también vamos aprendiendo a dárselas.
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¿Cuesta? MUCHO.
Es muchas veces el cansancio y la necesidad de «mutar» nuestro vínculo la que va empujándonos a salir del «tetacentrismo».
La necesidad de poder ofertar otras cosas y otras experiencias, la necesidad de que nos empiecen a abrazar como un todo y no solo como una teta enorme.
Aprender a vivir otras experiencias, a ofrecer consuelo y sostén de cuerpo entero y a correr a la teta como protagonista del vínculo lleva su tiempo y es un proceso largo y tendido.
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¿Les cuesta salir del «Tetacentrismo?
Recuerden que cuentan con mi libro «Teta, mamá» y mi taller de destete de http://www.criarentribu.com♥️
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Lic. Carolina Mora
Mail lic.carolinamora@gmail.com
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