Antes de experimentar la maternidad y en mi formación como psicóloga siempre hablaba de la envidia del pene. Este concepto se basa en la teoría de Freud por la que las mujeres envidiamos al pene, en representación al lugar de poder de los varones en la sociedad.
Luego de empezar a transitar espacios feministas comencé a deconstruir este concepto patriarcal hasta que termine de cuestionarlo con mi maternidad.
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«Vos por qué tenés teta»
«¿Cómo lo calmo sin la teta?»
«Quiere teta»
«Es culpa de la teta que no se queda conmigo»
«Sería más fácil si tuviera teta»
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Varones, hora de asumirlo: La envidia ¡es de la teta!
Con una teta todos los problemas de bebé se solucionan, la teta nutre y calma.
¿Qué papá no quisiera tener una?
Obviamente que papá tiene que asumir su trabajo igual y emprender la construcción del vínculo sin ella (así como hacen muchas mujeres que no amamantan por diversas circunstancias). Esto es posible, pero requiere una consciencia extra. Estar presente, poner el cuerpo (si, porque aunque no tengan «la teta» el cuerpo hay que ponerlo igual) y encontrar propias formas de calmar y consolar.
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Lic. Carolina Mora
Mail lic.carolinamora@gmail.com