Siempre hablamos de lo importante que es anticiparles, contándoles a los niños y niñas que sucederá ya que esto les ayuda a sentir seguridad y predecir en alguna medida como será el día, obviamente con la posibilidad de que existan imprevistos que la modifiquen. En la infancia la dimensión temporal está en construcción y por eso no miden el tiempo de la misma manera que los adultxs. Decirles «en un rato vamos a bañarnos» puede ser algo muy inespecífico: ¿Cuánto es un rato? En vez de eso es más concreto ligar el tiempo a actividades concretas que organicen su devenir. Por ejemplo «después de merendar te toca bañarte», el tiempo así es relacionado con un evento.
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Por esto muchas veces recomiendo trabajar con calendarios y gráficos que puedan ubicar la dimensión temporal. Esto es especialmente útil cuando incorporamos un nuevo hábito, modificamos una rutina (por ejemplo por un viaje temporal) o queremos que los niños y niñas vayan tomando responsabilidades (como por ejemplo identificar que día tienen materias especiales en el colegio, qué día tienen actividades como fútbol o inglés).
Se puede utilizar desde muy pequeñxs y es el antecesor de la agenda de los adultxs.
Otro uso interesante es para organizar a niños y niñas que requieren de apoyos terapéuticos, por ejemplo para ayudarles a identificar que día tienen determinadas terapias.
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En los talleres y consultas de destete también trabajamos con la posibilidad de crear un calendario o cronograma que les ayude a las familias a organizar las tomas y avanzar con el proceso, ayudando a los niñxs a identificar en qué momento les toca tomar teta. Les permite aprender a esperar hasta la siguiente toma y luego ir disminuyendo la cantidad de tomas. Esta estrategia puede utilizarse desde el año/ año y medio aproximadamente, de acuerdo a las características del niño o la niña.
Lic. Carolina Mora
Mail lic.carolinamora@gmail.com