Por eso saco fotos compulsivamente de cada nuevo gesto y cada nuevo logro.
No me quiero olvidar nada, pienso mientras le amamantó a la noche, en la penumbra y con la calma me invade la certeza de que este tiempo es finito, delicado y efímero.
Le hablo y mientras trato de recordar el gesto de de entre sorpresa y alegría que pone cuando juego con mi voz a inventarle los 500 sobrenombres tiernos que ya empecé a olvidar.
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Cuando lo cargo, le pido a mi cuerpo que se guarde en la memoria de las fibras la dulce sensación de su peso suavemente acomodado y distribuido con gracia, inmenso en un sueño profundo y relajante. Su cuerpo se amolda al mío con una cadencia que por momentos me invade la certeza de que somos unx.
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No me quiero olvidar nada de este bebé, que seguramente será por mucho tiempo el último con el que tendré una relación tan íntima y mamífera.
No me quiero olvidar ese quejido ansioso cuando está por tomar el pecho y sus ojitos hacia arriba del alivio y placer que le genera💜
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Es difícil no olvidar nada, es más, se que es imposible. Algo se olvida, mejor dicho mucho. Me doy cuenta cuando trato de imaginar su cara hace 5 meses y me cuesta recordarla con nitidez.
Me doy cuenta cuando trato de recordar a mi mayor bebé ¿También tenía ese gesto?¿Balbuceaba tanto como él?
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La mente no guarda todo y no siempre alcanza el papel para anotarlo, tampoco el tiempo de detenerme y hacerlo. Las fotos me da miedo que se borren. Si, tengo que imprimir, lo repito como un mantra siempre.
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Hoy estoy nostálgica incluso por lo que aún no llegó y sé que es efímero.
Por eso, todo lo que tenemos es el hoy, acá fundièndonos en el abrazo de esa teta eterna que estás tomando mientras me acaricias con tu manito💜
Carolina Mora
carolinamorapsicologa.com 