¿Qué entendemos por adaptación?
Adaptarse no es acomodarse pasivamente a lo que propone el ambiente, lxs niñxs no tienen que resignarse a los tiempos institucionales.
A mí me gusta pensar la adaptación como un proceso activo, mutuo, donde no se resigna nada sino que ambas partes ceden algún aspecto para la mejor convivencia. Las instituciones deberían acompañar el proceso, proponer tiempos acordes y flexibles, no forzar el control de esfinteres, ofrecer espacios para generar vínculo primero en presencia de mamá y la confianza necesaria para que sean lxs niñxs quiénes elijan entrar a la sala porque saben que allí son reconocidos y recibidos con sus diferencias.
Lamentablemente esto es casi un ideal. Hay pocas instituciones que ofrecen este paradigma.
¿Cómo manejarnos entonces con la realidad de las instituciones hoy en día ?
Del ideal a lo real hay una distancia y la palabra clave es expectativas. Si como ma/padres manejamos nuestras expectativas podremos acompañar mejor el proceso. ¿Cómo elegir jardín? Contemplar la distancia de casa (o del trabajo), la cantidad de niñxs por grupo y de docentes, preguntar cómo es el proceso de adaptación y el proyecto institucional. ¿La adaptación contempla los tiempos de cada niñx?
Poder negociar aspectos para que la adaptación sea flexible es muy importante.
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Con nuestrxs hijxs podemos ir anticipando: hablar de qué es el jardín, para qué va a ir, que allí se va a jugar y hacer amigxs. Explicarles que así como mamá y papá trabajan lxs niñxs van a jugar al jardín. Podemos pasar por la puerta varias veces y mostrarles como es, contarles que allí vamos a acompañarlos al principio hasta que se hagan amigxs de la seño y que luego ella los va a cuidar. Qué siempre los vamos a volver a buscar.
Es muy importante despedirnos antes de irnos, ya que si nos vamos a escondidas esto puede generar mucha angustia y la inseguridad de no saber si vamos a volver. En general genera que lxs niñxs tengan que estar alertas chequeando nuestra presencia.
En casa, hablar positivamente del jardín delante de ellxs, incorporar en el relato a la seño, canciones o juegos es una buena idea y genera continuidad. También hablar de otrxs niñxs que van al jardín ayuda a vivirlo como un proceso compartido.
Saber que si nació un o una hermanita hace poco esto puede hacer que se dificulte el proceso, es esperable.
En caso de que el jardín condicione el ingreso si usan pañales, pedir nota al pediatra que especifique la necesidad de llevarlos. Legalmente no existe impedimento para usar pañales.
Si aparecen dificultades sugiero entrevistarnos con la maestra y hablar claramente de las mismas. Ajustar expectativas mutuas y generar una estrategia conjunta.
Algunas veces se puede intentar que la adaptación la realice con otra persona, papá o abuela. Esto puede ayudar en algunos casos.
Qué «cueste» es esperable y si no cuesta también. Cada niñx reacciona distinto. Hay muchos cuentos sobre el ingreso al jardín que son muy recomendables para acompañar la etapa.
Por último, mucha paciencia y CONFIAR. Confiar en que nuestrxs hijxs están preparados para disfrutar de la experiencia y tienen las herramientas necesarias para hacerlo. Y saber que aunque implica aprender a despedirnos también es disfrutar del re encuentro ♥️
Nuestra adaptación: les cuento mi experiencia para animarlas a hacer conscientes sus emociones también
Siempre que hablamos de inicio de la escolaridad hablamos de cómo lo viven lxs niñxs, por eso ahora me gustaría que pensemos como lo vive mamá. Para mi el ingreso a la escolaridad de mi hija fue un momento muy movilizante y lleno de contradicciones. Siempre creí que iba a cuidar de ella en casa, evitando el ingreso a instituciones y una rutina rígida lo más posible, por que para eso ¡ya tenía toda la vida! Su primer año de vida armé un emprendimiento y me quedé en casa con ella. Si bien disfruté mucho de ese año, empecé a sentirme algo agobiada por su demanda y con ganas de retomar contacto con mi profesión. Sumado a esto la economía requería más ingreso, así es que empezamos a pensar con mi pareja en mandar a Cata al jardín. .
No barajamos muchas opciones ya que vivimos en un barrio un tanto aislado con pocas alternativas y en ese momento no contábamos con auto para trasladarnos, así que la anotamos en “el jardín del barrio”.Fue una decisión en la que tuve que lidiar con mucha culpa, ya que desde lo que en ese momento yo creía “la crianza respetuosa”, la escolarización temprana no era del todo compatible, mucho menos en escuela tradicional. Alli no conseguimos vacante
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Creí que sólo quedaba resignarme y tolerar otro año solas en casa, malabareando como podía para dedicarme un poco a lo mío. Hasta que una colega me habló maravillas del EEPI. La anotamos, no muy convencidxs porque nos quedaba lejos de casa y porque eran muchas horas (5hs). Llegó marzo. Llegaron los miedos y la incertidumbre. ¿Cómo sería la adaptación? Fue progresiva, compartiendo mucho tiempo en la sala con las dos seños, dividiendo en dos al grupo para dar atención más personalizada, retirando de la sala progresivamente a las familias y mediando millones de juegos y canciones. El amor que recibió de sus seños fue increible. Si bien costó un poco la separación, días en que la despedida era más rápida y otros más lenta, nos respetaban ese tiempo. Fue una experiencia de mucho amor y respeto, a fin de año nos despedimos con mucho agradecimiento pero sabiendo que necesitábamos viajar menos y armar red cerca de casa.
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…Subo de nuevo ya que algunas no podían acceder …
👉Sala de 3, conseguimos vacante en el barrio. Escenario 100% distinto. A 5 cuadras de casa, jardín tradicional, una seño sola y 30 niñxs. Cata estaba contenta porque al pasar por la puerta del jardín le veníamos diciendo que allí iba a ir. Yo estaba aterrada. No sabia como le iba a sentar el cambio. Temía que el jardín sea muy rígido para ella, además de que debía ir sin pañales. El control de esfínteres me dio mucha ansiedad, pero queda para otro post. Creo que lloré mas yo que ella cuando nos despedimos del EEPI, la contención que sentí como mamá fue inmensa. Que las seños me llamaran por el nombre y me preguntaran como estaba, recibieran a Cata a upa y la despidieran con un abrazo no tenia nombre. Acá seria todo distinto. Adaptación de 2 días, si DOS, con familias en sala. Luego ya proponían que ingresen solxs. ¡Sacrilegio para la crianza respetuosa!
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Estuve todo febrero anticipándome negativamente, imaginando los peores escenarios. Temía que se haga pis en la sala, ya controlaba pero era muy reciente.
Llegó el primer día. Cata feliz, yo aterrada, su papá como siempre calmándome. Para mi sorpresa ingresó contenta y se fue directo a sentar con su sala en el acto. Ingreso al aula conmigo sin problemas, segundo día lo mismo. Y el tercero tenía que entrar sola, y así lo hizo! No lo podía creer, pero hasta salía contenta, ella se sentía a gusto y contenida. Por el contrario, en la puerta, las “mamis” estabamos solas y ansiosas. Nos faltó esa contención que nos de la confianza necesaria para “dejarles tranquilxs”. Por suerte nos conteníamos entre nosotras. Y así pasó la semana, el mes y el año. Cata entraba sola y salia feliz. .
💜¿Por qué les cuento todo esto? Porque quiero transmitirles que muchas veces los procesos de cambio y crecimiento de nuestxs hijxs nos agobian y nos dan miedo. Muchas veces tenemos una expectativa desde el ideal y no podemos alcanzarla. Estamos llenos de mandatos acerca de qué es respetuoso y qué no y cada niñx y cada familia es un mundo. El respeto se da acompañando con amor y teniendo en cuenta sus necesidades. Nos anticipamos, gana la necesidad de control y no confiamos.
Lic. Carolina Mora
Mail lic.carolinamora@gmail.com