Ambivalencia: «estado de ánimo en el coexisten dos emociones o sentimientos opuestos».
Amor y odio.
Alegría de verle crecer, compartir y frustración por dejar de lado el propio deseo o las necesidades personales.
Amor loco y odio ¿por qué no me deja dormir?
Energía desbordante para jugar con él y cansancio extremo a la vez.
Deseo desenfrenado de comerlo a besos y en igual proporción ganas de «prestarlo, regalarlo o tirarlo por la ventana» (todo metafóricamente).
Felicidad por el presente y melancolía por la que fui.
Empoderamiento al decidir y temor de equivocarme.
La ambivalencia puede existir en todo vínculo, pero en la maternidad se presenta intensa e ineludible.
Y como no va a hacerlo si es el vínculo más intenso que vayamos a vivir. El vínculo de mayor dependencia y demanda, un trabajo sin vacaciones
.
Y con la ambivalencia llega la culpa.
Culpa por sentir así. ¿Cómo puedo pensar eso sobre mi hijo o hija?
Nos decimos: «Esta mal sentir esto» o «que mala madre soy».
Como dicen, la culpa nace con las maternidad.
Yo me pregunto y les pregunto ¿Qué es ser mala madre? ¿Qué es «LA» madre perfecta? ¿Acaso existe?
Winnicott decía que con ser suficientemente «buena» alcanza.
Él también se animó a darnos permiso de «hablar» de la ambivalencia en la maternidad.
¿Cómo lidiar con estas emociones?
Siendo compasivas con nosotras mismas. Permitiendo sentir, incluso lo que reconocemos como desagradable, poner en palabras nuestras emociones, permitirnos quejarnos con la misma intensidad que disfrutamos. Saber que ese momento de «odio» «bronca» «dificultad», también pasará y lo que nos queda es esa mirada llena de amor de nuestro pequeño o pequeña.
Lic. Carolina Mora
Psicóloga Perinatal
Contacto lic.carolinamora@gmail.com