Dos personas es demasiado poco para criar. Además, aún mayoría de las veces la crianza depende del sostén de una sola persona. Aunque sean dos progenitores. Esto lo vemos claro, Leda sostiene todo.
Implica mucho más que alimentar, mantener la higiene y la salud. Quizá lo más difícil es sostener emocionalmente a nuestros hijes. Acunar noches enteras, calmar berrinches, curar heridas.
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Nuestra vida se da vuelta al ritmo y prioridad de esa personita que nos necesita y demanda.
La crianza de niñes puede vivirse como invasión al tiempo personal, una intrusion a la intimidad. No poder ir al baño sola. Dificultad para la introspección sin interrupciones. Es una prueba diaria a la salud mental.
¿Y si queremos seguir seguir haciendo actividades que disfrutamos? seguir en «carrera» con nuestras profesiones o pasiones.
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Pienso que muchas veces las madres necesitamos resguardar una porción de nuestro espacio personal. «Un sano egoísmo». Un refugio, como diría Virginia Woolf «un cuarto propio» dónde desplegar deseos e intereses personales. Por puro disfrute.
Porque, si no nos propiciamos ese pequeño espacio de autocuidado y auto placer, es muy probable que nos encontremos al borde. Con la sensación de ser fagocitadas, colonizadas, absorbidas por esos pequeños seres que todo lo demandan y a quienes nada les alcanza.
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Nada está mal en esa demanda, es justo lo que las niñeces tienen que hacer. Lo que está mal es que nosotras creamos que debemos darlo y aguantarlo TODO. Incluso en detrimento de nuestra salud mental, de perdernos a nosotras como personas. Se necesitan redes continentes, que releven en los cuidados, que sostengan emocionalmente a esas infancias y que nos digan «anda tranquila que yo me ocupo». Se necesita un Estado creando políticas de cuidado. Les sorprendería saber a cuántas la guardería les salvó la salud mental. Y la de sus hijes también.
Y es que el detrimento de la salud mental adulta impacta en el vínculo con esa infancia. En Leda aparece la agresividad. No logra pedir ayuda, toma distancia, quizá para preservar a sus hijas. «La hija oscura», la pueden ver en Netflix.
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¿Qué sintieron al ver la peli? ¿Te sentiste así alguna vez?

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