La vuelta al trabajo es un tema que nos preocupa a muchas cuando nos convertimos en madres. En un mundo laboral cada vez más competitivo, dónde tomarse licencia para maternar es visto como un «tiempo improductivo» es todo un desafío compatibilizar maternidad y trabajo.
Los tiempos de las licencias que son acotados y es enorme la necesidad que tienen cada vez más familias de percibir ingresos para paliar la crisis económica. Son pocas las mujeres que pueden tomarse una licencia más larga. En este contexto nos vemos muchas veces obligadas a pensar un plan de regreso al trabajo, siendo a veces una preocupación fuerte. Otras veces, la vuelta al trabajo tiene que ver con un deseo o una necesidad personal de ir de a poco recuperando espacios de desarrollo personal fuera del hogar. En tal caso, sea por obligación o sea por deseo, la vuelta al trabajo suele generar emociones ambivalentes: angustia, miedo, ansiedad, expectativa, culpa y a la vez puede generar alegría, ganas, etc. Como cada mujer viva esta etapa es sumamente subjetivo, pero generalmente se despiertan preguntas comunes: ¿Se quedara bien con otra persona? ¿Le estaré generando un daño? ¿Es mejor guardería o niñera? ¿Cómo me extraigo leche? ¿Cuánto le dejo? ¿Me alcanzara con mi leche? ¿Aceptara la mamadera? Es importante saber que: no hay una receta para que las cosas funcionen, sino que cada una debe pensar cual es el plan que la deja más tranquila y cual está dentro de sus posibilidades.Y a la vez estar abiertas a modificarlo de ser necesario.
Como dice Carlos González, a veces es mejor no probar si agarra o no la mamadera, ni dejar a nuestro bebé antes de tiempo «para ensayar». Dedicarnos a disfrutar al máximo el tiempo que nos queda con el sin anticiparnos a forzar separaciones esto genera un estrés innecesario, ya habrá tiempo para que las cosas se acomoden. Si tiene hambre se va a alimentar sea con mamadera, con cucharita, vasito o con alimentación complementaria si ya puede hacerlo. En muchos casos si son pocas horas nos pueden esperar.
Siempre tengamos presente que podemos consultar con una puericultora para armar un plan de extracción eficaz para vivirlo sin estrés e ir armando un pequeño banco de leche o bien al menos aprender la correcta forma de conservación y la forma de extracción que nos sea más amena a cada una (manual, con sacaleches,etc). Muchas veces creemos que tenemos que tener una heladera llena de leche y esto no es así, ya que durante las horas de trabajo vamos a extraer y podemos conservar la leche generando a veces día a día la lo necesario para ir dejando al bebé.
Sea guardería o niñera es importante elegir el plan que nos dé más tranquilidad y saber que si no funciona siempre podemos modificarlo. Si es guardería se sugiere buscar una sin horarios restrictivos donde podamos ir a amamantar durante la hora de lactancia o almuerzo, que acepte que le dejemos nuestra leche y que tenga un número razonable de bebés por cuidadora. Muchas mujeres prefieren que sea cerca del trabajo así amamantan durante la jornada. Si es niñera es conveniente buscar una persona que nos genere confianza, que tenga referencias comprobables en el cuidado de bebés. En ambos casos se sugiere hacer una adaptación paulatina de unos días o semanas, tanto el bebé cómo nosotras nos familiarizamos con la nueva situación.
Sobretodo, trabajar con nuestras emociones. A veces tendemos a una anticipación catastrófica que no resulta así. Si la vuelta al trabajo será pronto una realidad, por el motivo que sea, aceptar estás emociones y poder ponerlas en palabras, hablarle a nuestro bebé. Se conscientes de que las cosas se acomodan en la experiencia puede ayudarnos a vivir sin tanta angustia ese momento.
Lic. Carolina Mora
Psicóloga Perinatal y de Crianza
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