Recibir un diagnóstico

Me llamó mucho la atención la cantidad de personas que me contaron que vivieron sus experiencias con un diagnóstico ecográfico (muchísimas veces erróneo).
Todas relataban lo mucho que este les había afectado, algunas incluso el maltrato que habían vivido del personal de salud (esto también sucede en diagnósticos certeros): información incompleta, silencios eternos, escasas explicaciones, predicciones poco justificadas e incluso presiones para interrumpir el embarazo (sin preguntarle a la mujer que sentía a veces sin elementos que confirmen diagnóstico). Todo eso obviamente elevando el nivel de ansiedad y angustia, tan nocivo para el bienestar materno/fetal.

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La enorme mayoría se va a sus casas completamente angustiadas y ansiosas, a intentar completar con google lo que no les fue explicado.
Estoy convencida de que si los profesionales de la salud informáramos de forma sensible y sin infantilizar no recurríamos tanto a Google.
¿Tienen las familias el apoyo necesario del personal de salud para transitar estos momentos?
¿Quienes comunican la noticia lo hacen con el debido respeto y empatía que merece la situación? ¿Y qué pasa cuando además este «diagnóstico» es apresurado y alarmista?
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Las ecografías suelen generar ansiedad, porque implica saber si su bebé está bien.Recibir el diagnóstico de que algo va mal con la salud de su bebé puede ser devastador. Generalmente lo relatan cómo una experiencia muy desorganizante, como un momento de inmensa incertidumbre dónde se activan fantasías muy temidas.
Seamos más amables, más cuidadosos, si no estamos seguros indiquemos estudios complementarios o segundas opiniones. Hablemos de probabilidad no de certezas hasta no estar seguros. Y sobretodo, escuchemos a las personas embarazadas: ¿Cómo se sienten? ¿Qué necesitan?
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¿Les pasó vivir algo así?

Lic. Carolina Mora

Mail lic.carolinamora@gmail.com