¿Qué es la escuela?… desnaturalizando las prácticas educativas.

La escuela tradicional se presenta como aquella en que priman los contenidos a aprender por sobre la experiencia y el ejercicio de memorización y reproducción. Se piensa el aprendizaje como una transmisión en la cual el docente le brinda al alumno el objeto “saber”, quien debe hacer el esfuerzo de incorporarlo sin hacer demasiadas preguntas, ya que las mismas desde esta perspectiva se consideran muestra de ignorancia y cuestionamiento a la palabra del docente. El alumno no debiera dialogar con el docente, sino asumir su lugar de objeto a ser «llenado», alimentado de saberes. Al docente se le supone un saber hegemónico incuestionable, es quien hace preguntas buscando una respuesta unívoca, como modo de evaluar los conocimientos que los alumnos han adquirido, dejando por fuera la creación. Estas concepciones se sostienen principalmente en el carácter asimétrico de las interacciones entre docentes y alumnos, en la autoridad e imposición del docente por sobre la pasividad del alumno. Como diría Paulo Freire, el conocimiento es narrado por el docente, se presenta como un discurso, un monólogo a repetir. Ahora bien, ¿Cómo podemos pensar una escuela diferente?

Los sujetos educativos están atravesados por el contexto escolar donde hay normas, reglas y una clara división del trabajo que afecta el diálogo y los modos de intercambio, que producen la estereotipia de los rituales escolares, donde además se presenta un objeto: “un conocimiento completo sin fisuras…privado de los quizá, tal vez…un conocimiento que no se cuestiona, que no hace suposiciones sino aseveraciones…”..

El pasaje a una escuela de sentidos debería tener en cuenta una nueva construcción, una co-construcción de estos modos de pensar y de hacer en el aula, a través de una negociación que permita el acceso a la palabra, al diálogo, de los educandos con los educadores y viceversa.

¿Qué aportes teóricos debemos tener en cuenta para intervenir en este sentido? Las concepciones contextualistas nos permiten pensar el interjuego de las relaciones que se dan en el aula. La disposición espacial en que esta conformada el aula en la escuela tradicional legitima la creencia de que es el docente quien posee el saber, quien tiene el acceso a la palabra y quien tiene el poder de regular y autorizar los intercambios que ocurren entre los compañeros de la clase (división del trabajo, roles y normas). Sabemos que no sólo las interacciones con el docente son beneficiosas para la construcción de conocimiento, sino también las que se dan entre compañeros , que además brindan la oportunidad única de confrontación con un par, sin la ansiedad que caracteriza de los intercambios con el docente por su posición asimétrica. Es así como un compañero también puede servir de andamiaje para alcanzar nuevos logros, por esto es importante no sólo permitir sino fomentar el diálogo entre compañeros. Para esto seria interesante cambiar la disposición espacial de los bancos a semicírculos en donde también el docente este incluido. De este modo estaríamos produciendo relaciones más simétricas y horizontales, a través de las que muchos de los rituales de la escuela tradicional se modificarían. Se abriría un espacio al diálogo, acompañando el cambio físico por una actitud del docente que brindara la posibilidad de que los alumnos expresen sus opiniones. Formular preguntas auténticas, verdaderos problemas se podrían plantear a través de situaciones en las que los alumnos esten involucrados y convocados en sus intereses. El docente debe promover el diálogo y el pensamiento genuino, teniendo en cuenta que no hay una única manera de responder. Interesando al alumno y motivándolo, invitándolo a pensar, a exponer su lógica, estaremos formando sujetos críticos, y no meros reproductores. Esto implica cuestionar la creencia de que el aprendizaje es una transmisión unidireccional del docente al alumno. Promover un cambio en el aprendizaje implica necesariamente un cambio en las practicas sociales que lo sitúan y en nuestra concepción del mismo. Cuando Piajet manifestaba su escepticismo respecto de las practicas escolares: “las relaciones de poder asimétricas del profesor y el estudiante crean un desequilibrio debido a que la presion para acomodarse a las opiniones de los profesores pesa mucho mas que la asimilación de la instrucción a sus esquemas ya existentes…el resultado es un tipo superficial de aprendizaje”. Hay más posibilidades de producir aprendizaje significativo en las interacciones informales, donde la asimetría de las relaciones de poder era reducida..”. Este es uno de los motivos por los que los contenidos curriculares parecen olvidarse en periodos cortos, luego del examen, o luego del receso escolar. Otro de los motivos de este olvido es la poca significatividad que los aprendizajes suelen tener para el niño por su carácter alejado de la vida cotidiana y de sus intereses.

Darle acceso a la palabra a los alumnos implica darles la posibilidad de vincular los contenidos y construirlos desde los saberes previos de modo activo. Darle sentido al conocimiento también implica ponerlo en relación con una finalidad, un objetivo más allá de la aprobación del examen. Abrir el espacio educativo al diálogo, donde no hay alguien que educa, sino un proceso donde tanto el educador como el educando se modifican, en donde el docente también se permita no saber, potenciar la curiosidad y la tolerancia ante la heterogeneidad de las ideas. La posibilidad de re-crear el rol del docente y el rol de alumno es a lo que nos invita esta propuesta.

Es importante recordar y tener presente que el sistema educativo es una construcción histórica e influída por procesos políticos y sociales. Las teorías críticas denuncian la función reproductora de los sistemas educativos, nos permiten desnaturalizar el fenómeno y dejar de lado la mirada ingenua sobre el mismo. La ideología de la clase dominante es la que se impone, buscando su conservación y la reproducción de la estructura de división del trabajo, haciendo a los dominados objetos para otros. Paulo Freire nos invita a cuestionar al sistema educativo, nos invita a imaginar y crear una nueva forma de enseñar y aprender, que brinde herramientas para la liberación de los sujetos. Como docentes, como alumnos, como padres, como políticos, como actores sociales, nuestra obligación es interrogarnos e implicarnos. Tomar posición de un lado o del otro no debe ser una desición ingenua, ya que nuestras prácticas cotidianas son las que tiene la capacidad de lograr una verdadera transformación.

Consultas:

Mail

Lic. Carolina Mora: lic.carolinamora@gmail.com

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2 comentarios sobre “¿Qué es la escuela?… desnaturalizando las prácticas educativas.

  1. La educacion no formal asusta porque es muy dificil ,cambiar el modelo tradicional,resulta un tanto peligroso.Esto de salir de la verticalidad es decir bajarse del estrado e interactuar a partir de la horizontalidad le quitaria al docente `»autoridad»que es su sosten en la clase.En escuelas para adultos las que conozco nocturnas,tienen esta modalidad de trabajo,en circulo y en grupos de tres o cuatro integrantes,esto comenzo en la decada del setenta y ademas hubo intentos para acercarlo al escuela tradicional en todos los horarios,como podemos comprobar no prospero.

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